Bebidas alcohólicas: numerosas kilocalorías vacías

Las bebidas alcohólicas son habituales en nuestras comidas, con la excusa de ayudar a los alimentos sólidos. Aunque los más consumidos son el vino, la cerveza y la sidra, se consumen cientos de bebidas alcohólicas diferentes en todo el mundo, como cava, patxaran, licores…

La materia prima de las bebidas que contienen alcohol suele ser una fruta o una citación. La levadura tipo saccharomyces produce la fermentación de los hidratos de carbono, dando lugar a etanol o alcohol etílico, pero la cantidad varía. La sidra es la bebida con menor porcentaje de alcohol (2-4%), seguida de la cerveza (3-6%) y el vino (9-12%). De la fermentación se obtienen como máximo 16-17 g de etanol, por lo que las bebidas con mayor porcentaje de alcohol (40-60 g de etanol/100 ml) se obtienen habitualmente del proceso de destilación.

¿Qué ocurre en el cuerpo con este alcohol? El cuerpo obtiene energía por cada gramo de etanol de 7 kcal. Pero a pesar de que sólo desde el punto de vista energético parece un alimento provechoso, el alcohol suele generar muchos desequilibrios. Por un lado, para obtener esta energía, el cuerpo necesita una gran cantidad de vitamina y, al no disponer de ella, tiene que aprovechar lo que ofrecen otros alimentos; por otro lado, el hígado tiene que hacer un esfuerzo enorme. Por ejemplo, un pequeño bosque necesita una hora para digerir el vino. Por eso se llama pura kilocaloría a la energía procedente del alcohol, y el gancho de esos días insostenibles está ahí, en ausencia de vitaminas y agua.

A pesar de que la sidra, la cerveza y el vino tienen bajo contenido alcohólico, los tomamos en gran cantidad y, por tanto, nos ofrecen una cantidad de energía apreciable. No obstante, hay que señalar que estas bebidas se elaboran a partir de frutas y cítricos, por lo que tienen algunas propiedades saludables. Por ejemplo, en el caso de la sidra, destacan los taninos llamados procianidinas, que trabajan como protectores cardiacos. Otras bebidas alcohólicas carecen de interés nutricional y algunas de las propiedades que se mencionan no tienen base científica, como decir que el whisky es bueno para el corazón.

En resumen, es mejor guardar bebidas alcohólicas para momentos especiales. Además, tal y como están totalmente prohibidos durante el embarazo y la lactancia, si se está en dieta para adelgazar tampoco conviene tomar bebidas alcohólicas. La energía procedente de bebidas alcohólicas nunca superará el 10% de las calorías diarias. Por lo tanto, al menos al día siguiente de las fiestas navideñas, es mejor dejar de lado estas bebidas para que luego la sorpresa no sea tan grande.

La influencia del alcohol en el cuerpo está condicionada por factores como el sexo, el peso, la ingesta en ayunas o acompañada de comida, la presencia o no de bebidas gaseosas, etc. Como curiosidad diremos que los indios, japoneses, chinos y, en general, los habitantes de todos los países del Este tienen menos poder digerente, ya que tienen menos enzimas para esta tarea en el hígado.

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