Tipos de alergias

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

Miedo a la primavera. Así suelen estar algunos. Y es que para los alérgicos al polen esta época del año no es nada fácil. En cuanto las temperaturas se calientan y las plantas florecen, aparecen reacciones al polen. Alergia a hongos Animales e insectos, enemigos del alérgico

Algunos tienen fiebre de hierba curada, irritando las mucosas de la nariz y los ojos. Por lo tanto, tienen picor y fluidez, dominando constantemente. A otros les aumenta la mucosa bronquial, lo que les impide respirar. Los síntomas del asma son, por tanto, una sensación de ahogo y tos. Algunos también notan los síntomas en la piel o en la capa subcutánea.

Los polen albergan gametos masculinos de plantas que miden entre 10 y 60 micrones. Las plantas tienen diversas estrategias para llegar a donde se encuentran las polen gametos femeninos. Algunas plantas tienen aromas y colores que atraen a los insectos; cuando el insecto se coloca en la planta, el polen se pega en las piernas y cuando se va a otra flor el polen se expande. Los polen de las plantas con esta estrategia son menos peligrosos para los alérgicos. Otras plantas, sin embargo, tienen polen adecuados para su propagación por el aire, que provocan graves problemas a los alérgicos, especialmente a los polen de las gramíneas.

Los alérgicos saben perfectamente cuándo hay más polen: cuando hace tiempo que no llueve, cuando la temperatura se calienta y cuando hay viento sur. Entonces hay mucha polen en el aire y deben evitar respirar. Para evitar que aparezcan síntomas, los médicos recomiendan cerrar bien las ventanas, ponerse las gafas, no salir en horas de alto grado de polinización, a primera hora de la mañana y al atardecer, si es posible caminar junto al mar y no en el monte...

Los ácaros más alergénicos son los del género Dermatophagoides, que son los llamados “camiseros”.

Además de estas medidas básicas, existen nuevos métodos para reducir el polen inhalado. Por ejemplo, en Australia han probado un filtro especial para ponerlo en la fosa nasal y han dado muy buenos resultados. El filtro es cómodo y no impide la respiración. El polen, por su parte, queda adherido a una capa viscosa del filtro, lo que permite eliminar el 97% del polen del aire respirado. Según los inventores, es especialmente apropiado para personas afectadas por antihistamínicos y otros medicamentos utilizados para aliviar los síntomas.

Quizá la solución más eficaz son las vacunas específicas. Sin embargo, la invención con inmunoterapia no siempre es fácil, ya que hay que identificar a todos los alérgenos y el tratamiento debe ser duradero.

¿Cómo se mide la concentración de polen en el aire?

Para conocer la cantidad de polen que se encuentra en el aire se utilizan unos instrumentos que atrapan al polen. Estos aparatos llevan una veleta que orienta el extremo que recibe el polen hacia el viento. Además, disponen de una bomba para absorber el aire a flujo constante. El aire entra por el extremo y los polen quedan pegados en una cinta cubierta de vaselina. Esta cinta está situada en un cilindro giratorio y una vez a la semana da una vuelta completa.

Cada semana se cambia la cinta. De la cinta recibida se corta, teñe y, con ayuda del microscopio, se cuentan e identifican los polen.

No se trata de una flor sino de un polvo doméstico

Algunas sustancias extendidas en la piel o tomadas por la boca se convierten en alergénicas al recibir los rayos ultravioletas del sol, produciendo una reacción fotoalérgica en la piel.

La alergia más extendida en el País Vasco es la producida por el polvo doméstico, concretamente por los ácaros en polvo. Los ácaros son artrópodos de 250-350 micras con un ciclo de vida de 120 días. La madurez dura 45 días, durante los cuales las hembras ponen 40 huevos. Los más alérgicos son los del género Dermatophagoides, que son los denominados ‘jaleos de piel’. Estos ácaros se alimentan de escamas de piel desprendidas por humanos y animales, muy abundantes en colchones, dormitorios, alfombras... Otras especies consumen esporas de hongos, semillas y harinas de cereales.

Las zonas de temperatura templada y alta humedad son idóneas para el crecimiento y reproducción de los ácaros, por lo que en la costa vasca son abundantes durante todo el año, sobre todo en primavera y otoño. Por el contrario, son escasos en zonas de más de 1.500 m y temperaturas extremas. Sin embargo, en el Estado español, el 65% de los casos de asma son debidos a ácaros. De hecho, algunas glucoproteínas de ácaros son las responsables de las alergias. Por su reducido tamaño, son fácilmente respirables.

A diferencia de los alérgicos al polen, los que dicen a los ácaros presentan síntomas durante todo el año. Los síntomas más habituales son la rinoconjuntivitis y/o el asma, que a menudo son más graves en la adolescencia y juventud.

Entre las medidas a tomar por los alérgicos destacan la ausencia de sustancias que emiten polvo en el hogar, el lavado de ropa de cama con agua caliente, la disminución de la humedad y el uso de sustancias antiácaros.

De lo imposible

“Hay que comer de todo”, consejo muchas veces escuchado. Sin embargo, algunas personas son alérgicas a ciertos alimentos. En los niños, la mayoría de los casos se deben a huevos, leche, pescado y frutos secos, y frutos secos, frutas frescas, pescados y mariscos en los adultos. En la mayoría de los casos, los síntomas aparecen en la piel y boca y en el aparato digestivo, siendo menos frecuente la aparición de síntomas típicos de los alérgenos inhalados, el asma y la rinoconjuntivitis.

Las reacciones alérgicas producidas por los alimentos deben separarse de la intolerancia a los alimentos y de las reacciones tóxicas. Las intolerancias y las reacciones tóxicas dependen de la dosis, mientras que en las alergias la reacción es siempre desproporcionada, incluso cuando la dosis ingerida es muy baja. Sin embargo, no es fácil realizar un diagnóstico discriminatorio ya que los síntomas son similares.

Cuando la sensibilización sobre los alimentos es extremada, existe el riesgo de anafilaxia. Afecta a numerosos órganos y sistemas, con molestias, dolor abdominal y torácico, náuseas, diarrea, arritmia, urticaria, hipotensión y shock, pudiendo provocar la muerte.

El conjunto de síntomas producidos por la contaminación o contaminación del aire en el interior de edificios cerrados –dolor de cabeza, náuseas, asma, picor...– se denomina síndrome del edificio enfermo.

Una variante es la anafilaxia provocada por el ejercicio físico. Se trata de un caso muy especial en el que los pacientes comienzan a practicar deporte tras ingerir algunos alimentos y a medida que aumenta la temperatura corporal aparecen otros síntomas de mareo, picor y anafilaxia. Sin embargo, estos síntomas no aparecen si no se practica deporte. Sin embargo, este tipo de casos no son muy comunes.

Es mucho más frecuente la alergia a proteínas de la leche, pescado, mariscos, huevos, ciertas frutas y frutos secos. En ocasiones, la alergia a la infancia desaparece con el tiempo. Se conocen algunos factores que influyen en ello: el hecho de ingerir el pecho durante los primeros meses protege al niño, así como la introducción más tardía de lo normal en la dieta de los alimentos que pueden producir alergia.

Para evitar problemas derivados de las alergias, se recomienda no tomar estos alimentos. Esto condiciona las comidas diarias de los alérgicos y obliga a leer cuidadosamente las etiquetas de los alimentos envasados. De hecho, las proteínas de la leche se utilizan en muchos alimentos y también en algunos medicamentos.

Por otra parte, los aditivos, conservantes y colorantes que contienen los alimentos pueden provocar reacciones alérgicas como tartracinas, sulfitos, nitritos, glutamatos, etc.

Alergia al trabajo

Aunque el objetivo de los medicamentos es curar la enfermedad, algunos de sus componentes son alérgicos a ciertos pacientes.

No es broma. Cada vez son más las personas que sufren alergia por su trabajo. De hecho, algunas sustancias típicas de diversas actividades provocan reacciones alérgicas: látex, níquel, cromo, cobalto, resinas, cementos, cereales, plásticos, cosméticos...

Si la alergia es debida a sustancias inhaladas, el asma es el síntoma principal. Por el contrario, si la reacción alérgica se produce por contacto con los alérgenos, los síntomas aparecen en la piel: dermatitis y eczema.

Si no hay una forma de evitar los alérgenos laborales, no hay otra alternativa que cambiar de trabajo, ya que no hay un tratamiento eficaz.

Está claro que las alergias son un problema grave que condiciona totalmente la vida del paciente. Son muchos los estudios que se realizan sobre alergias, pero cada vez son más los casos de sensibilización y la proliferación de alérgenos. Así que no será fácil encontrar una solución adecuada para todos. Hasta conseguirlo no hay más remedio que intentar anticiparse.

Los hongos más alergénicos proceden de los géneros Alternaria, Aspergillus, Penicillium y Cladosporium.

Los hongos se reproducen mediante esporas que miden entre 1 y 100 micrones. Por inhalación, los alérgicos suelen tener rinitis y/o asma, y algunos tienen síntomas cutáneos. La humedad y la oscuridad son beneficiosas para los hongos, por lo que las alergias causadas por los hongos suelen ser más graves en otoño, pero hay riesgo durante todo el año dependiendo del lugar: en los sótanos, donde hay tierra húmeda y plantas... Para evitar la aparición de síntomas, lo mejor es evitar condiciones adecuadas para los hongos.

También pueden producir alergia los pelos y los tomillos de algunos animales, así como su saliva, orina o heces. Estos alérgenos provocan rinitis, conjuntivitis, asma o urticaria en caso de inhalación o contacto con ellos.

El principal enemigo de muchas alergias a animales es el gato, ya que algunas de sus proteínas en la saliva son muy alergénicas. Los enemigos de otros no son gatos, sino insectos. El 1% de la población es alérgica a los venenos de abejas y avispas y en caso de que estos insectos maduren corren el riesgo de sufrir una reacción anafiláctica grave y de morir como consecuencia. También hay más insectos alergénicos como mosquitos, hormigas y chinches. Además, los parásitos también provocan alergias.

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