La Diputación Foral de Bizkaia valora positivamente la marcha de la Agenda 21 en Bizkaia. Hay que tener en cuenta que el desarrollo industrial tuvo una gran influencia en Bizkaia. Permitió avanzar económicamente, pero, de paso, el medio ambiente se vio seriamente afectado en más de un lugar. Por eso, en los años 70, algunos se dieron cuenta de que era imposible seguir por ese camino. Nace entonces el concepto de desarrollo sostenible.
Bizkaia no era, por supuesto, el único territorio castigado por la actividad industrial. En 1968 se reunieron en Roma representantes de 30 países preocupados por el impacto medioambiental del desarrollo económico y de la actividad industrial de entonces. Allí se sembró la semilla del desarrollo sostenible y poco a poco la gente fue tomando conciencia de la importancia del medio ambiente. No había otro remedio: se desarrolló económicamente pero cuidando la naturaleza.
En Bizkaia también se adoptaron medidas para compatibilizar el desarrollo económico con el cuidado del medio ambiente, convirtiendo la Agenda 21 en un instrumento imprescindible. El concepto nació en la conferencia que la Organización de las Naciones Unidas celebró en Río de Janeiro en 1992. Una de las aportaciones más destacadas de la conferencia fue la incorporación de la dimensión social al desarrollo sostenible. Desde entonces, reivindicaron la necesidad de construir el futuro sobre tres pilares: el desarrollo económico, la preservación del medio ambiente y el desarrollo social.
Además, indicaron que había que cambiar la forma de hacer la obra: en lugar de de de arriba abajo a abajo, creían que era mejor construir de abajo a arriba. Por ello, la participación ciudadana es fundamental en la Agenda 21.
En Bizkaia, el primer municipio que comenzó a trabajar en la Agenda 21 fue Alonsotegi. El tema fue abordado en 1999, convencidos de que éste era el mejor camino para avanzar. Al año siguiente se firma la Carta de Aalborg y se realiza además la auditoría de calidad ambiental. En el estudio se identificaron los puntos fuertes y débiles del pueblo. Posteriormente se diseñó un plan de acción basado en el diagnóstico y se seleccionaron los indicadores de sostenibilidad. Gracias a ellos se puede comprobar si van en el buen camino para alcanzar los objetivos marcados.
El resto de municipios de Bizkaia han seguido el camino iniciado en 1999 por Alonsotegi, y ahora todos están trabajando en su Agenda 21. Algunos, como el propio Alonsotegi, ya han dado un paso más y están en Udalsarea 21. De hecho, al pasar de definir proyectos a ejecutar acciones, los municipios se incorporan a Udalsarea 21.
Así, Alonsotegi se integró en Udalsarea 21 en 2002. Junto a él se incorporaron a la Red Basauri, Gordexola, Erandio y Santurtzi. Al
año siguiente se incorporaron 14 nuevos miembros –Arrieta, Bakio, Bilbao, Ermua, Fruiz, Gamiz-Fika, Gatika, Getxo, Laukiz, Mallabia, Maruri-Jatabe, Meñaka y Mungia– y en 2004 se incorporaron 23 nuevos municipios a Udalsarea 21: Areatza, Artea, Artzentales, Balmaseda, Bedia, Berriatua, Dima, Etxebarria, Gizaburuaga, Güeñes, Igorre, Ispaster, Lanestosa, Lekeitio, Lemoa, Markina-Xemein, Mendexa, Muskiz, Ondarroa, Sopuerta, Turtzioz, Zeanuri y Zierbena.
Según María Uribe, directora general de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Bizkaia, la Agenda 21 ha brindado a las entidades supramunicipales una gran oportunidad para conocer qué necesitan los municipios. De hecho, las necesidades más urgentes o urgentes se resuelven a través del Gobierno Vasco o de la Diputación Foral, como el transporte, el abastecimiento de agua, la gestión de residuos, etc. Sin embargo, muchas otras necesidades no se tienen en cuenta a este nivel y, sin embargo, tienen una gran importancia en la calidad de vida de la población. Por eso la Agenda 21 es tan útil para la Diputación Foral que le permite conocer qué necesita cada municipio.
La Diputación Foral de Bizkaia tiene previsto subvencionar los proyectos definidos en la Agenda 21, para lo que acaba de sacar un decreto. 42 municipios miembros de Udalsarea 21 tienen la oportunidad de solicitar dinero para los proyectos desarrollados en la Agenda 21.
Los proyectos presentados son de tres tipos. Por un lado, se solicita la sustitución de los contenedores de recogida de residuos para facilitar su recogida, reducir el ruido o colocarlos en el subsuelo. Por otro lado, pretenden resolver problemas de movilidad, como la peatonalización de núcleos de población y la peatonalización de algunos carriles para bicicletas. Por último, algunos municipios tienen previsto instalar paneles solares, sobre todo en los polideportivos.
Por lo tanto, aunque al principio nos parecían quizá el desarrollo sostenible o los conceptos difusos de la Agenda 21, ahora, al pasar de los conceptos a los hechos, parece que es una buena oportunidad avanzar