Brian Omondi Oduor, nacido en Nairobi (República de Kenia), ha venido a Navarra a realizar su tesis gracias a una beca Iberus Talent que ofrece la UPNA. En concreto, se está realizando un estudio sobre los efectos de la agricultura sobre la erosión del suelo y la calidad del agua.
Explica que desde niño le han gustado las matemáticas y las ciencias, como la física y la química, y siempre se contentaba de solucionar los problemas. Al final de la educación secundaria se dio cuenta de que podía tener más impacto en la sociedad a través de la ciencia, y así decidió estudiar ingeniería cuando llegó a la universidad. Dice: “Mi deseo de ayudar a mi comunidad keniana en la búsqueda de soluciones me despertó el deseo de avanzar en ciencia y tecnología. De hecho, el cambio climático ha agravado los problemas tradicionales como la inseguridad alimentaria, los problemas del agua, el bajo rendimiento agrícola, la escasa infraestructura…”.
No le ha sido fácil cumplir sus propósitos, sobre todo porque le ha hecho alejarse de su familia: “He tenido que alejarme de mi país y de mi familia y salir al extranjero para seguir aprendiendo y adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para progresar profesionalmente. Desde 2015 he pasado la mayoría de los años lejos de casa. Primero fui a Argelia a realizar el Máster en Ingeniería del Agua 2015/2017 en la Universidad Panafricana de Ciencias del Agua y de la Energía (PAUWES). Al terminar, me contrató la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-EHS) para trabajar como investigador en Argelia. En 2020 salí de Argelia y vine a España a hacer estudios de doctorado”.
Subraya que el alejamiento del país de origen tiene varios retos, como el aprendizaje de una nueva lengua y la comprensión de aspectos culturales, religiosos, alimentarios, etc. Sin embargo, deja claro que la familia y los amigos siempre le han protegido. “Me han mostrado toda la solidaridad en este viaje y me han animado a no ceder nunca. Mi tío, el doctor Wilfred Ongaro, influyó mucho en mi elección profesional. Me recomendó que en mis estudios de grado había que estudiar la ingeniería del agua y del medio ambiente para ayudar a resolver nuestros retos sociales. En aquel momento era uno de los temas que despertaba el interés científico en mi país y coincidía con mi visión”.
En este sentido, subraya que la beca ha sido un impulso enorme: “Me permite, no sólo avanzar académicamente y en la investigación, sino tener un impacto global en el ámbito que estoy investigando a través de publicaciones superiores. Es más, tengo la intención de mejorar los sectores agrario y acuático mediante los modelos que estamos investigando, que sirven para hacer previsiones, planificar y desarrollar soluciones sostenibles”.
Reconoce que el doctorado está siendo una experiencia inmejorable desde el punto de vista de la investigación. Pero no es tan bueno desde el punto de vista social, porque desconoce el castellano, lo que le genera grandes dificultades para comunicarse y para integrarse en la comunidad. Sin embargo, está aprendiendo y trata de utilizar el castellano para ser cuanto antes capaces de hablar con los demás.
Preguntado por qué es necesaria la diversidad en la investigación, responde claramente que sí: “Sí, creo que es necesaria la diversidad de la investigación porque está en el centro de la ética y de la integridad de la investigación. La equidad y la igualdad en la investigación científica no deben ser ignoradas. Para obtener unos resultados mejores y más precisos, se necesitan ideas y opiniones compartidas. Cualquier empresa que lleve a cabo una adecuada investigación debe superar cualquier tipo de discriminación (sexo, edad, origen étnico o raza) y las minorías deben poder contribuir de forma análoga a los principales grupos sociales”.
Dice que en este sentido, las tendencias han sido positivas en los últimos años, especialmente en los países del hemisferio norte (Europa, EEUU y Canadá). “Sin embargo, todavía queda mucho por hacer, sobre todo en los de la zona (África, Asia y América Latina), para conseguir mayores paridades e igualdad en la investigación”.
Ahora mismo, su sueño es terminar el doctorado dentro del periodo de la beca. “Me gustaría publicar numerosos trabajos de gran impacto en mi investigación actual que ayudarían a cambiar el desarrollo de las políticas en campos agrícolas, especialmente en la región mediterránea”.
En el futuro, le gustaría convertirse en experto en el uso de modelos hidrológicos para abordar cuestiones relacionadas con la agricultura, el agua y el cambio climático. “Mi objetivo es establecer un centro de conocimiento para desarrollar capacidades y prestar servicios de asesoramiento para generar conciencia de la incidencia de la agricultura en los recursos hídricos. Además, quiero ofrecer servicios de asesoramiento a gobiernos y organizaciones no gubernamentales sobre formas sostenibles de mejorar el sector agrario, especializadas en el agua y la seguridad alimentaria”. De momento, va por buen camino para cumplir sus sueños.