63 millones de personas viven en los pequeños Estados insulares del mundo. Pero su pequeño tamaño tiene más importancia de lo que podría parecer. El 30% de las 50 mayores zonas exclusivas para la explotación de los recursos marinos dependen de ellos y su contribución a la biodiversidad global no es despreciable: muchas de estas islas son puntos calientes de la biodiversidad, algunas de las reservas más ricas de animales y plantas y, al ser islas, el hogar de muchas especies endémicas. También son lugares muy atractivos para el turismo; sólo las islas del Caribe reciben anualmente 21 millones de visitantes.
Así lo explica la Organización de las Naciones Unidas en su mensaje de edición 2014 del Año de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo. El Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebrará el próximo 5 de junio, también se ha dedicado a ellos y, en concreto, a una de las grandes amenazas de muchos de estos pequeños Estados insulares: la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio climático. De hecho, algunos de estos Estados insulares tienen muy poca altura -algunos sólo tienen un metro o dos metros-, y la subida del nivel del mar puede provocar la desaparición completa de las islas. Sin embargo, las consecuencias del cambio climático ya se están viendo afectadas por la contaminación de las reservas de agua dulce y de las tierras agrícolas por el agua salada del mar.
Hemos traído a este número algunas de estas pequeñas islas en primera línea del cambio climático. Son islas significativas en peligro de ahogamiento por la subida del nivel del mar y un aviso extremo de lo que puede ocurrir en las costas de todo el mundo. Teniendo en cuenta que el 40% de la población mundial vive en una zona de costa a 150 km, la amenaza no es nula. Y, sin embargo, a diferencia de las pequeñas islas frente al cambio climático, el cambio climático en sí mismo ya no está en la primera línea de los medios de comunicación, y diría que su interés también ha disminuido en la sociedad como si estuviéramos satisfechos. Dos estudios publicados hace 15 días en la revista Science sobre el inevitable derrame de los glaciares de la Antártida demuestran que el cambio climático no nos espera.