En este número venimos de la mano del cáncer. No podemos negar que cuando diagnostican cáncer a los seres queridos nos contrae el corazón –sería inútil ocultarlo–, pero la visión de los científicos está cambiando mucho en estos años y la revista quiere ser testigo de ello. La investigadora Arkaitz Carracedo nos ha dicho claramente: el cáncer no es una enfermedad que nos llega de fuera. El cáncer es parte de la vida, inseparable y que estará con nosotros para siempre. Las mutaciones son las responsables de crear la diversidad de la vida en toda su belleza y las mutaciones son las responsables del desarrollo del cáncer. Dos caras de una misma moneda, una dulce y otra amarga. Pero a esa amargura se le está dando vueltas. Arkaitz Carracedo nos ha enseñado cómo, lleno de expectativas.
Y a pesar de la esperanza, hablamos de oxitocina. La llamada hormona del amor se está convirtiendo en una hormona de la esperanza. En los últimos diez años se ha trabajado intensamente en la clarificación de sus funciones cerebrales, y las investigaciones han revelado su papel no sólo en el sexo y la reproducción, sino también en el comportamiento social. De este modo, podría servir para tratar a personas con dificultades en su comportamiento social. Un uso que se quiere dar nos ha parecido especialmente interesante: ayudar a los que tienen autismo.
Y por último, con imágenes, para muchos hemos traído lo que más nos gusta de las misiones espaciales. Durante 20 años ha visto rayos de Saturno, tormentas gigantes y corrientes exóticas. Descubre nuevas lunas y nos cuenta mil curiosidades sobre los anillos de Saturno. La sonda Cassini es la protagonista de este año y tras su dilatada trayectoria, el combustible ha finalizado. Desaparece el 15 de septiembre. Pero como quien se considera grande, no lo hará de cualquier manera. Se sumerge en el cielo de Saturno, mientras nos cuenta todos los detalles del interior de Saturno. Se silenciará al calcinar.