Importancia de los árboles en las ciudades

Olazabal Salgado, Marta

Ikerbasque ikertzailea eta Egokitzapena Ikerketa Taldeko burua BC3n

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La naturaleza juega un papel fundamental en las ciudades. Hasta tal punto que, a pesar de que las décadas nos han costado darse cuenta, hoy en día se tiende a reintroducir la naturaleza en el urbanismo como eje vertebrador de la salud física y psicológica, de la biodiversidad y de la resiliencia climática. Seguramente tendréis el entendimiento de soluciones basadas en la naturaleza o de infraestructuras verdes y azules. Estos conceptos se utilizan para la desintegración y recuperación de los ecosistemas como un elemento más del paisaje urbano. Entre ellos, los árboles son los más importantes por la cantidad y calidad de sus beneficios.

Los árboles aportan una serie de beneficios que mejoran la calidad de vida a través de la creación de entornos más visibles y sostenibles. Podemos tener árboles en las calles, hileras o plazas, así como parques o bosques urbanos. A medida que estos árboles se conviertan en parte de un ecosistema mayor, ganarán espacio y salud, y sus beneficios se multiplicarán. De hecho, muchas ciudades están creando corredores urbanos ecológicos para conectar ecosistemas, fomentar la biodiversidad y facilitar el acceso a la naturaleza desde cualquier lugar de la ciudad. Pero es muy importante que los árboles estén en todas las calles de la ciudad, y hay que analizarlos como acupuntura y desde el respeto ecológico.

Los árboles reducen el ruido y atrapan contaminantes atmosféricos. Por ejemplo, en las hojas capturan material particulado con diame­tro inferior a 10 micras. Este material es especialmente nocivo para los pulmones y el corazón, y la mayoría proviene de la circulación de los vehículos. Además, mediante la fotosíntesis, los árboles producen oxígeno y absorben dióxido de carbono. El dióxido de carbono es uno de los gases de efecto invernadero y en los últimos 80 años, debido al consumo desproporcionado de combustibles fósiles, la temperatura de la atmósfera aumenta. Los árboles y sus entornos permeables (tierras no selladas) capturan agua y son grandes aliados para evitar la erosión (especialmente en zonas de orografía compleja) e inundaciones en las precipitaciones extremas. También liberan humedad mediante evapotranspiración, lo que favorece la combustión de la temperatura local. Esta humedad y la sombra de las copas frondosas convierten a las olas de calor en magníficas refugios. No sólo eso, sino que esta regulación de las temperaturas locales en el espacio público permite reducir la demanda de energía en los edificios para los sistemas de calefacción en invierno y pico en verano. Puede decirse que los árboles generan un microclima que es imprescindible en un contexto de emergencia climática, en el que las ciudades son especialmente vulnerables debido al patrimonio construido y a la concentración de la población.

Al ser seres vivos con derechos propios, los árboles son también centros de biodiversidad y salud ecológica. Muchas especies, como pájaros, hongos, insectos, etc., dependen también de los árboles en las ciudades, que viven en un difícil equilibrio con las actividades humanas. La protección de la biodiversidad es importante no sólo porque vivimos en un momento de crisis global, sino también porque es un indicador de salud de los ecosistemas urbanos. A mayores niveles de biodiversidad, los ecosistemas (árboles) cumplen mejor sus funciones.

Por último, y no menos importante, la relación con la naturaleza es fundamental para las personas. Los árboles y la biodiversidad de nuestro entorno nos ayudan a hacer frente a la vida en un entorno urbano artificial. Está demostrado que estar cerca de la naturaleza ayuda a reducir el estrés y la ansiedad y mejora la salud mental y el bienestar, lo que puede ser evitado por el remolino urbano.

Sin duda, los árboles en las ciudades son insustituibles ante la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. La integración de los árboles en las ciudades y la gestión de su salud no puede convertirse en un mero servicio de obras públicas. Requiere estrategia, tiempo e inversión. Existe una fuerte competencia con el resto de infraestructuras urbanas, pero los beneficios de los árboles ya son inevitables.

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