Se dice que los países económicamente más fuertes no invierten en ciencia porque son ricos, sino que son ricos porque invierten en ciencia. Hablar de invertir en ciencia es también hablar de invertir en educación, porque ambas, ciencia y educación, son dos caras de una misma moneda: la moneda que podemos intercambiar con el crecimiento económico y el progreso social. Países como Estados Unidos y Alemania han afrontado la crisis de varias maneras, pero ninguna de ellas ha reducido la inversión en investigación y educación. Por el contrario, esta inversión ha aumentado. Porque nadie duda de que hay que tomar medidas urgentes e incluso dolorosas ante una crisis económica como la actual, pero eso nunca se puede hacer a costa de reducir las actividades que afectarán al crecimiento económico de un país y al bienestar de las generaciones futuras.
Precisamente, en situaciones económicas como la actual, se deben apostar firmemente y sostenidas en el tiempo para garantizar una economía fuerte y fuerte, competitiva a escala global y con un elevado nivel de bienestar y cohesión. Así lo propone el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015 del Gobierno Vasco (PCTI 2015). El Plan PCTI 2015 es un plan dirigido a generar riqueza y bienestar a través de la ciencia, la tecnología y la innovación. Con ello, el actual Gobierno Vasco apuesta por crear las condiciones y medios necesarios para que Euskadi sea capaz de generar ciencia y tecnología de primer orden y obtener de ella un beneficio social y económico en términos de crecimiento, competitividad, empleo, talento, proyección internacional y bienestar. Con esta apuesta se pretende dar continuidad a las estrategias de éxito de los anteriores planes y conseguir que Euskadi pueda responder a sus retos y necesidades en un contexto global con mayores garantías de respuesta y éxito a largo plazo. Como apuesta por el país, el PCTI2015 es un Plan Interinstitucional para canalizar la actuación de todos los Departamentos del Gobierno Vasco y de las Diputaciones Forales en materia de ciencia, tecnología e innovación.
La política de ciencia, tecnología e innovación en Euskadi cuenta ya con una historia de tres décadas y desde principios de la década de los 80 se ha caracterizado por la continuidad de los principales objetivos y de muchas actividades. Sin entrar en análisis más detallados, de esta política podríamos hablar de la capacidad de evolución, que ha contado desde sus inicios con planes industriales de alto contenido tecnológico, pero que, sin embargo, ha sabido dar más peso a la ciencia y a la innovación, se ha incorporado a las estrategias de innovación regionales europeas, ha asumido a tiempo los planes de la sociedad de la información y ha desarrollado planes universitarios. Con todo ello, somos un país bien posicionado en la carrera de la I+D+i, ya que Euskadi se encuentra entre las primeras regiones en muchos indicadores que miden la evolución de la I+D+i. Además, el País Vasco es una de las comunidades autónomas que mejor está llevando la situación de crisis en la actualidad. Sin duda, ambas cosas están relacionadas.
A pesar de estos datos, no debemos hacer un discurso triunfalista. Euskadi ha invertido en I+D un 2,08% del PIB en 2010, situándose así entre los primeros del Estado, pero lejos del esfuerzo realizado por países líderes en Europa como Finlandia (3,96%), Suecia (3,62%) o Alemania (2,82%). El gasto en I+D en el País Vasco corresponde mayoritariamente a empresas, pero la proporción de grandes empresas es baja. Cabe destacar, además, el escaso protagonismo de las universidades vascas respecto a la media estatal y europea.
Ésta es precisamente la opción de mejora más evidente que el PCTI 2015 prevé para el CTI de Euskadi: aumentar la productividad científica de las universidades, proyectarse internacionalmente y conectar mejor el tejido empresarial, los centros tecnológicos y el ámbito universitario. Cabe destacar que se trata de una iniciativa singular, elemento clave para el desarrollo del PCTI 2015, el Campus de Excelencia Internacional Euskampus, liderado por la UPV, Tecnalia y el Donostia International Physics Center. La excelencia académica, la oferta formativa de calidad y atractiva internacionalmente y una universidad vinculada y responsable con el territorio son insuficientes para garantizar el éxito del PCTI2015, pero sin duda son imprescindibles para ello.
Tenemos, por tanto, un largo camino por recorrer si queremos posicionarnos como países avanzados en cuanto a indicadores de esfuerzo. El objetivo del PCTI 2015 es alcanzar en 2015 el 3% del PIB en I+D. En concreto, se propone que las universidades aumenten el nivel de gasto en I+D, pasando del 0,39% actual al 0,55% para 2015, y que el gasto en educación superior aumente un 35%. Estos indicadores de esfuerzo miden el número de recursos humanos y financieros movilizados y tienen que ir necesariamente asociados a unos indicadores de resultados que evalúan el grado de consecución de los objetivos del plan y, en definitiva, nos muestran cómo el sistema de RVCTI contribuye al progreso económico y social del país. El PCTI 2015 es un plan orientado principalmente a la obtención de resultados y orientado a establecer una trazabilidad entre el esfuerzo realizado en el impulso de la CTI y la evaluación de su impacto. Se han establecido 28 indicadores de resultados entre los que podemos destacar el aumento del valor añadido bruto por empleado hasta los 83.307 euros (actualmente 70.686), el aumento de la tasa de ocupación del 69% a más del 72%, el aumento del número de empresas que realizan I+D de 1.500 a más de 2.500 euros actuales, el aumento del porcentaje de exportaciones de alta intensidad tecnológica hasta el 15% del actual 10%, el incremento de publicaciones ISI hasta el 30% y 600% de nuevas doctorados.
En el contexto actual, existen restricciones y decretos que ahogan la capacidad de investigación y el acceso a la educación superior, lo que dificultará la consecución de los objetivos marcados por el PCTI2015. Además de herramientas e iniciativas, será necesario que en nuestras actividades y formas de gestión de la I+D+i prevalezca la apertura y la flexibilidad, aprovechando al máximo las capacidades y recursos disponibles y fomentando la conectividad y la colaboración por encima de los intereses individuales. Porque lo que nos jugamos no es nuestro futuro, sino el de las generaciones venideras.