Nuevos museos para nuevos retos sociales
Estamos inmersos en la era tecnológica de lo más pequeño, de lo robótico, de lo biotecnológico, de lo digital, de lo electrónico. Hoy en día se construye a escala nano, se diseñan medicinas a medida, se fabrican equipos electrónicos diminutos con capacidad que no imaginamos, se funcionalizan los alimentos...; las tecnologías más punteras también forman parte de nuestro día a día y han cambiado nuestra visión de vida: calidad, duración, etapas de la vida, impacto, posibilidades de relación, ocio, sensaciones y emociones, cantidad de información, accesibilidad, capacidad de acción....
En la mayoría de los países de nuestro entorno, la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) se han considerado como motores de la economía y se ha apostado por ellos.
Por otro lado, es innegable que cada vez estamos más concienciados de que los problemas medioambientales requieren respuestas inmediatas, la tasa de explotación del planeta es tan elevada. Las diferencias son cada vez mayores en el planeta. A estas alturas, las respuestas no pueden ser sólo locales, sino que necesitamos tomar conciencia de la dimensión del planeta, de la globalidad.
El desarrollo de la ciencia y la tecnología ofrece esperanza, pero ya no todo se acepta a ciegas. Sabemos medir el riesgo y debemos aprovechar las oportunidades, pero debemos aportar y exigir datos para tomar las decisiones que consideramos más adecuadas. Tenemos nuevas oportunidades, pero también nuevos retos. Retos a los que se enfrentan los museos de ciencia y tecnología. Seremos o no seremos conocimiento.
Nuevas exigencias de ampliación de la I+D+i
De la mano de Oppenheimer llegó la mayor revolución en el cambio de modelo de los museos de ciencia, en 1969, con el primer centro de la era Hands on: Exploratorium de San Francisco. En aquel centro, interactuando con ellos, el visitante era consciente de los conceptos científicos a través de módulos fáciles, atractivos y espectaculares para su uso, experimentación y curiosidad. Este modelo se extendió rápidamente a todo el mundo, a veces con éxito, otras no. Y su evolución ha dado lugar a los modelos Minds on y Hearts on. Estos últimos buscan generar preguntas y emocionar para que los visitantes puedan crear curiosidad y saber más.
La ciencia que se enseñaba en la era de los Oppenheimer se descubrió 50 años antes. Hoy en día, en la era de una tecnología que cambia constantemente, más interesante que ver las últimas innovaciones (que quedan necesariamente obsoletas para llegar al escaparate) es abordar las tendencias futuras; ver cuáles son los usos de los nuevos avances y cuáles pueden ser; sus consecuencias. Además, se quiere conocer a los protagonistas. Sepa que muy cerca de nuestros hogares, en nuestros centros de investigación, las personas con nombre y apellido están realizando aportaciones locales que inciden a nivel global.
Nueva estrategia museológica, más realidad
En la actualidad, una de las principales preocupaciones de muchos museos de ciencia es saber cómo mostrar la I+D+i que se realiza en el entorno. Esta tendencia es el eje central de muchas de las innovaciones que han realizado los museos de Ciencias Naturales. Los almacenes de colecciones, laboratorios, grupos de investigación han sido expuestos, pero no sólo a través de visitas guiadas, sino que se han convertido en parte de la exposición del museo, realizan la investigación directamente. Con este objetivo se está trabajando en los últimos años y hemos empezado a ver algunos resultados. El Museo Natural History de Londres ha inaugurado una nueva ladera dedicada a la exposición de investigaciones, el Centro Darwin; y la California Academy of Science de San Francisco tiene un nuevo edificio con espacios dedicados a la investigación y con investigadores que trabajan en él. La investigación, el desarrollo y la innovación no se realizan solos o de forma remota e inconsciente, necesitan personas, presupuestos y proyectos.
Nuestra estrategia: Modelo BTEK
Para cumplir con estos requisitos nace BTEK, el primer centro de interpretación de la tecnología que se ha construido en Euskal Herria. Los estudiantes de segundo ciclo de la ESO serán los principales visitantes del centro, por lo que los objetivos de BTEK serán fomentar la cultura de la tecnología y la innovación entre los jóvenes, así como despertar vocaciones, curiosidades y espíritu crítico. De este modo, este centro servirá de puente entre la sociedad y el Parque Tecnológico de Bizkaia --entre la sociedad y sus empresas y centros de investigación- y estará estrechamente relacionado con la ciencia y la tecnología que se desarrolla en el Parque Tecnológico de Bizkaia. BTEK estará en realidad y con la realidad.
En BTEK se ha apostado desde el principio por crear un proyecto propio e innovador. El proyecto desarrollado por la Fundación Elhuyar contará con una excelente escenografía, un gran número de soluciones interactivas en 3D, componentes mecánicos y electrónicos, realidad aumentada, procesamiento de imágenes y tecnologías basadas en gestos, con una especial incidencia en la accesibilidad a través de la creatividad y el diseño.
El visitante se acercará a la tecnología desde el uso cotidiano, no partirá del concepto científico. Y que la visita al centro sea una experiencia emocionante, imaginativa y motivadora. Por ello, el museo se ha trabajado desde una perspectiva lúdico-racional y no sólo didáctica. La visibilidad y el atractivo serán la clave para captar al visitante.
El centro BTEK apuesta por ofrecer una experiencia de calidad para comprender el propio sistema y sus retos, y por fomentar los valores de la sostenibilidad a través de todos sus contenidos, implicando a los agentes actuales para encontrar a los futuros protagonistas.
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