Contaminación lumínica: un problema polifacético
Una variante de la contaminación lumínica es la intrusión lumínica, es decir, la introducción de luz artificial en zonas distintas de las que se pretende iluminar. Este fenómeno se produce cuando instalaciones de iluminación mal orientadas y sin apantallamiento, o de gran potencia, conducen la luz hacia el interior de las viviendas, hacia la costa o hacia espacios naturales a muchos kilómetros del centro urbano. Las consecuencias son nocivas y variadas: deslumbramiento de peatones y conductores, bloqueo de su visión y consiguiente reducción de la seguridad; alteración de las condiciones ambientales nocturnas en la naturaleza y afección a las funciones vitales y al equilibrio de los ecosistemas de animales y plantas; alteración del organismo humano que inhibe la secreción de melatonina (ritmo circadiano, sueño, crecimiento y prevención de ciertos tipos de cáncer). Pues bien, todos estos problemas y la desaparición de las estrellas se deben a la falta de control de la iluminación nocturna.
La contaminación lumínica está relacionada con el consumo excesivo de electricidad y los impactos ambientales y económicos que ello conlleva. Cuando se consume más energía de la que se necesita, hay que pagar más en la factura de la luz. Asimismo, la contaminación producida por las centrales térmicas aumenta sin necesidad. En nuestro entorno geográfico se generan 390 g de CO 2 y 0,42 mg de residuos radiactivos por kilovatio-hora consumida.
Según estudios realizados por la Universidad Complutense de Madrid, en las últimas cuatro décadas el consumo de energía en el alumbrado público en nuestro país está creciendo de forma constante por persona y año, incluso muy por encima de los valores medios europeos, como Francia o Alemania. En el conjunto de la Comunidad Autónoma del País Vasco se consumen 280 millones de kilovatios hora al año en iluminación pública. Esto quiere decir que, en lo que respecta a la iluminación exterior nocturna, algo está equivocado aquí, y es una razón de alarma, sobre todo en los tiempos de crisis y déficit que vivimos.
Estudios piloto en municipios vascos
La Sociedad Aranzadi, en colaboración con el EVE y a partir de un plan promovido por la Diputación Foral de Gipuzkoa, ha realizado un estudio sobre el alumbrado público de cuatro localidades: Legazpi, Tolosa, Ondarroa, Ibarra. El objetivo es analizar la eficiencia de la iluminación actual y detectar puntos de contaminación y derroche energético. De esta forma se podrán proponer mejoras que garanticen una iluminación de calidad para todo el municipio, evitando la emisión de luz al medio exterior y utilizando las potencias recomendadas por la Comisión Internacional de Iluminación. La comparación entre la situación actual y la previsible con los cambios propuestos, arroja resultados interesantes como la reducción del consumo de energía, la emisión de contaminantes y la facturación de electricidad en un 40%.
Las cuatro localidades tienen diferente tamaño y utilizan diferentes tipos de iluminación, aunque los resultados son muy similares. Esto significa que el problema es global y que, por tanto, las soluciones son aplicables al resto de pueblos y ciudades de nuestro país. Así, se ha realizado una experiencia real de renovación del alumbrado público en el núcleo urbano de Puente la Reina (Navarra), siguiendo los criterios utilizados en estos estudios. Se ha comprobado que se puede racionalizar la iluminación de las calles, mejorando la eficiencia energética y reduciendo considerablemente el gasto.
La aplicación de estos resultados al gasto de energía anual en alumbrado público permite una reducción del consumo energético en la Comunidad Autónoma del País Vasco de 112 millones de kilovatios-hora. Esto supondría una reducción de 45.000 toneladas de CO 2 y un ahorro de 13 millones de euros en la factura eléctrica. Además de la iluminación pública, teniendo en cuenta la iluminación exterior del sector privado (empresas, centros comerciales, polígonos industriales, establecimientos hosteleros, comercios, carteles publicitarios, etc.), nos ahorraríamos mucho más en electricidad y contaminación.
El caso en el Gobierno Vasco
Esta situación de confusión y desmedida en la iluminación exterior debería ser considerada y corregida. La iluminación debe orientarse hacia el respeto al medio ambiente y la contaminación mínima, a la vez que se requiere una ley que fomente la eficiencia energética y el ahorro. El Gobierno Vasco comenzó a elaborar una ley en 2007, pero al final de la legislatura quedó incompleta. Desde 2001 se han implantado leyes de control de la iluminación exterior en otras comunidades: Cataluña, Navarra, Cantabria, Baleares, Andalucía.
Ahora se quiere retomar este tema en Euskadi. El 19 de febrero de 2010, a petición de la Comisión de Medio Ambiente, los miembros de la Sociedad Aranzadi acudieron al Gobierno Vasco (en nombre de Cel Fosc, Asociación contra la Contaminación Lumínica y cinco asociaciones astronómicas del País Vasco). Se expusieron los problemas ambientales, económicos y sanitarios que plantea la actual iluminación inadecuada. Se destacaron aspectos básicos para solucionar el problema de la contaminación lumínica y conseguir una eficiencia energética óptima en iluminación. Subrayaron que las leyes o normas aprobadas hasta el momento en otras comunidades no tienen en cuenta estos aspectos básicos, en concreto los relativos a la no emisión de luz a la atmósfera y al ajuste de la potencia de iluminación. Asimismo, se instó al Gobierno Vasco a que en caso de prosperar una ley de alumbrado exterior, no se cometa el mismo error, ya que de lo contrario no solucionará el problema.
Zu idazle
Zientzia aldizkaria
