Zero COVID: propuesta para salir del círculo vicioso

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

Publicado en Berria el 2 de febrero de 2021

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Ed. Yo Anderson/CC-BY

Tras la primera ola de pánico, la mayoría de los países europeos abordaron una estrategia similar: aprender a vivir con el virus. Esta estrategia no ha conseguido mantener el control del virus e ha incorporado a la sociedad en un ciclo ciego de endurecimiento y flexibilización periódica de las medidas de prevención y reducción de derechos. Para salir de ahí, muchos habían puesto la esperanza en la vacuna, pero se han dado cuenta de que eran demasiado optimistas nada más empezar la campaña de vacunación.

Pero no todo es crítica y desilusión. Hay propuestas, destacando la estrategia Zero COVID. Contain covid (controla el covid-19a), cuya esencia consiste en reducir completamente la incidencia del virus y mantenerlo a un nivel bajo. Si no es posible eliminar el virus, que esté lo menos posible, que los brotes se detengan inmediatamente y controlen todos los positivos. Así lo planificaron los epidemiólogos después del confinamiento de primavera.

Lo han conseguido en varios países: Taiwán, Japón, Nueva Zelanda, Vietnam, Singapur... En Europa, con la situación actual, muchos lo consideran imposible, pero cada vez tiene más protección entre los científicos. De hecho, un gran grupo de científicos de toda Europa ha hecho un llamamiento a los gobiernos europeos para que tomen ese camino juntos; y en Reino Unido, Irlanda, Alemania y Cataluña, entre otros, se han creado grupos de expertos locales para impulsar la propuesta.

Aunque cada grupo ha presentado sus instrucciones, son básicamente similares. El equipo de científicos europeos, por ejemplo, ha marcado el objetivo en uno o menos casos nuevos de infección por 100.000 habitantes y día. Más de un país ha conseguido esta incidencia en uno u otro momento y para la primavera se ha propuesto que todos los países alcancen ese nivel.

Para lograrlo habría que adoptar medidas eficaces de forma inmediata y coordinada. Y una vez que haya bajado la contaminación, hacer un seguimiento estrecho de los positivos y, en cuanto se produzca una aparición, reaccionar con rapidez y dureza.

Para que la propuesta tenga éxito, advierten de que será necesario apoyar a los grupos más vulnerables de la población, que son los más afectados por el virus, y establecer programas sólidos para reducir la brecha social.

Además, se han centrado en la comunicación. Y es que para que las medidas tengan éxito es imprescindible la colaboración ciudadana. Por tanto, es muy importante comunicar bien los beneficios de una baja incidencia a la sociedad: conocer las ventajas que supondría para la salud, la economía y la sociedad, mejoraría la motivación de la ciudadanía y fomentaría la solidaridad.

Zero COVID es un objetivo ambicioso, demasiado ambicioso para muchos epidemiólogos. Es más, pocos creen que desaparecerá el SARS-COV-2, ni siquiera con las vacunas. A largo plazo anuncian que se trata de un virus de temporada. Mientras tanto, y hasta que las vacunas logren inmunizar a la mayoría de la población, la disminución de la incidencia y el control de la extensión respaldarían a la sociedad. Que la socialización de la propuesta Zero COVID sirva para analizar la gestión llevada a cabo hasta la fecha, para elaborar y debatir soluciones y para pedir con la sociedad un cambio de rumbo a los gobiernos con una estrategia consensuada y con objetivos claros. Teniendo siempre en cuenta que esta crisis es una sindemia que abarca no sólo la crisis sanitaria, sino también la social y ambiental.

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