En un estudio sobre las zonas boca y cerebro que intervienen en la conversación, los investigadores han visto por qué nos atascamos con tanta facilidad a la hora de decir los nudos bucales. La investigación se ha llevado a cabo en la Universidad de California y ha sido publicada en la revista Nature.
De hecho, el estudio ha sido bastante limitado, ya que tan sólo tres personas han estudiado epilépticos. De hecho, el experimento se llevó a cabo dentro de una sesión preoperatoria habitual. Sin embargo, los investigadores afirman que las conclusiones son significativas y generalizables.
De hecho, los investigadores han medido con gran precisión la actividad del cerebro (en milímetros y milisegundos), a través de la cual han podido comprobar qué zonas se activan en función del tipo de sonido. Por ejemplo, se han dado cuenta de que el modelo del cerebro cambia mucho en términos de consonantes o vocales.
Según los investigadores, esto puede explicar por qué se atascan unas veces y no otras. Al parecer, es habitual mover o intercambiar dos consonantes con un modelo similar (boat tag en lugar de tote bag). Por el contrario, es muy difícil que ocurra lo mismo entre una vocal y una consonante.
Además, han demostrado que el cerebro no coordina los movimientos según los fonemas, sino según los músculos que se mueven. Así, han distinguido tres categorías de consonantes: sonidos punteros de la lengua (sa), de la parte posterior de la lengua (ga) y de los labios (ma). Las vocales se han dividido en dos grupos: las que requieren redondeo de labios y las otras (o y a, respectivamente).
Por ello, parece que ahí está el núcleo de los nudos bucales: los modelos del mismo tipo de sonido se solapan en el cerebro y, por tanto, se mezclan fácilmente. Por ejemplo, el cerebro considera los sonidos punteros de la lengua s y sh, y por eso tiende a mezclarlos en los nudos orales como Sally sells seashells.
Según los investigadores, su trabajo es interesante en la investigación del motor de control relacionado con el habla.