Las investigaciones con células madre tienen dos tipos de obstáculos, unos técnicos y otros éticos. El problema es el uso de embriones en los experimentos y la no posibilidad de convertirse en niño. Muchas personas no pueden aceptarlo y, en consonancia con ello, el Instituto de Salud de EEUU (NIH) ha puesto en condiciones estrictas a quienes investigan con células madre embrionarias.
Pero
los científicos no se han enganchado y han tenido que inventar senderos para superar las barreras éticas. Así, en los últimos tiempos se han producido grandes avances que pueden dar lugar a que las investigaciones que se realizan con células madre embrionarias reciban el visto bueno de toda la sociedad.
Por ejemplo, investigadores de la Universidad Harvard han conseguido convertir las células de un adulto en tan totipotentes como las células madre de los embriones, fusionándolas con las células madre. Para ello han utilizado polietileno glicol, y aunque las células que se forman tienen el doble de cromosomas, la expresión de los genes es la de la célula amena. Esta fusión ha evitado el uso de óvulos, por lo que no hay embriones intermedios. Además, estas células híbridas han sido probadas en terapia con resultados muy satisfactorios.
Otros grupos han optado por otro camino: si garantizamos que el embrión no tendría otra posibilidad de desarrollo, no se puede decir que se destruya el embrión. Para conseguirlo han probado dos opciones. La Universidad de Portland bloquea un gen imprescindible en las primeras fases del embrión. El equipo de la Universidad Princeton, en lugar de bloquear el gen, ha propuesto que otro se exprese de forma exagerada. En ambos casos, el embrión resultante no puede avanzar, pero sus células son útiles en las investigaciones.
Está claro que, poco antes o después, los científicos inventarán el camino para avanzar. Obstáculos, paso a paso.