Paseando por la calle, los jóvenes, o menos jóvenes, se ven a menudo con su walkman sonando música. Sin embargo, el Ministerio de Trabajo francés, consciente de los daños auditivos que producen estos aparatos cuando están a su máxima intensidad, ha puesto límites a los fabricantes. Los aparatos pueden tener un nivel máximo de intensidad de 100 decibelios y no se admitirán los que superen dicho nivel.
Para detectar aparatos demasiado ruidosos se ha habilitado un robot de laboratorio llamado Arthur. Ha costado 8.750.000 pesetas o 350.000 libras y contiene piezas similares al oído humano. Cuenta con micrófonos pequeños de alta precisión, que envían las señales de sonido al banco de medida.
La intensidad de sonido del Walkman normalmente es de 100 dB como máximo, pero también son los que alcanzan los 129 dB, es decir, casi el nivel de rotura del tímpano.