Las palomas mensajeras (Columbia livia) reconocen el campo magnético de la Tierra y gracias a ello se orientan. Estas son las principales conclusiones de una investigación llevada a cabo en Nueva Zelanda, cuyos investigadores afirman tener total certeza.
La brújula de palomas es una especie de pequeña partícula magnética que se encuentra dentro del pico superior de las palomas para detectar el campo magnético. Y es que con un imán sobre el pico o anestesia el pico no era capaz de orientar las palomas.
El principal experimento lo han hecho metiendo las palomas en un tubo de madera: cuando se detecta un campo magnético afectado, los investigadores les enseñaron a ir a un lado del tubo, y cuando no existía otro campo magnético que el de la Tierra, ir al otro lado del tubo.
Por otro lado, los investigadores también han estudiado cómo llega esta información al cerebro y han visto que el camino es el nervio trigeminal y no el del olfato, como algunos pensaban.