Las bacterias vivas y un circuito electrónico se unen para crear un sensor de humedad. Desarrollado por un investigador de la Universidad de Nebraska, afirma que el sensor es extremadamente sensible.
Las bacterias introducidas en el circuito están recubiertas por nanopartículas de oro, lo que permite la generación de corriente eléctrica. Cuando el grado de humedad sube, las bacterias se hinchan un poco. Como consecuencia, la distancia entre nanopartículas aumenta y es más difícil llevar corriente eléctrica.
El sensor de bacterias es mucho más sensible que cualquier otro. De hecho, si la humedad baja del 20% al 0%, la corriente eléctrica se incrementa 40 veces, mientras que en un sensor normal es sólo 10 veces mayor. Por ello, el sensor es especialmente adecuado en aquellos casos en los que los pequeños cambios en la atmósfera seca son importantes.
Cabe destacar que las bacterias sobreviven dos días sin alimento, pero tras su muerte el sensor funciona igual.