Según el geólogo ruso Sergei Nerutxeu, la capacidad de los organismos vivos de acumular uranio, a lo largo de la historia de nuestro planeta provocó cambios bruscos de vegetación y fauna, especialmente el fin de los dinosaurios. Estos inesperados asesinatos de la biosfera se producen cada 30-40 millones de años.
Este profesor explica esta hipótesis en el libro titulado "Uranio y vida en la historia de la tierra", recientemente publicado en Leningrado. Se sabe que, al menos a nivel geológico, las cuerdas sedimentarias que confluyen con una desaparición masiva de vegetación y fauna presentan un alto contenido en uranio.
Según Nerutxeu, es de destacar que muchos organismos del día acumulan elementos radiactivos en las células a lo largo de su vida. Algunas bacterias, como el uranio, absorben hasta casi la mitad de su peso seco.
También es conocido que los dinosaurios vivían en lagos y charcas de poca profundidad. En ellos la concentración natural de uranio es mayor. El organismo de estos reptiles gigantes no pudo en la intoxicación radioáctica boajasa y terminaron. El estudio de los huesos de los dinosaurios ha mostrado altos contenidos de uranio.