El estudio de los isótopos del oxígeno en las conchas de las almejas permite obtener uno de los registros climáticos más precisos. La mayoría de las mediciones paleoclimáticas sólo proporcionan medias anuales de temperatura. Sin embargo, las almejas crecen constantemente y los niveles de los isótopos del oxígeno presentes en sus conchas varían en función de la temperatura de las aguas en las que viven. Cuanto más frío es el agua, mayor es la proporción de 18 isótopos de oxígeno. Por ello, el registro a través de las conchas de las almejas es mucho más preciso que la media anual. Las temperaturas se pueden analizar con una resolución inferior a una semana y con las grandes almejas se puede obtener información diaria.
Para llegar a esta conclusión, un grupo de investigadores de la Universidad de Saskatchewan (Canadá) ha estudiado las conchas de unas 26 antiguas almejas procedentes de los núcleos de sedimentos en la bahía de Islandia. Normalmente, las almejas viven entre los 2 y los 9 años, por lo que la proporción de isótopos de cada caparazón también ofrece una "ventana" o datos de las condiciones ambientales de los lugares en los que se han desarrollado. Técnicamente, miden los registros de temperatura del agua en las conchas de los moluscos y no del aire. Pero ambos están directamente relacionados, sobre todo en las costas.
Este estudio ya ha permitido obtener un registro continuo o continuo de las muestras recogidas por los investigadores en los últimos 400 años. Además, los autores del estudio afirman que puede ofrecer detalles de hace 11.000 años.