El chip que detecta qué genes se activan en el cáncer de mama ayudará a los médicos a diseñar las terapias correspondientes.
La apariencia del cáncer ofrece pocos datos sobre el desarrollo de la enfermedad, por lo que la mayoría de las mujeres reciben tratamiento hormonal y quimioterapia a la vez.
Este tratamiento agresivo se prescribe previniendo que el cáncer se convierta en agresivo, a pesar de que sólo el 20% de los cánceres lo hace.
Ahora, desde el punto de vista de los genes activos, se ha ideado un nuevo método para diferenciar estos cánceres agresivos. Con esta técnica se conseguiría reducir el número de pacientes que reciben tratamiento innecesario.
Los chips están recubiertos de hilo de ADN modificado y emiten luz cuando se adhieren a su complemento mARN, la molécula que forman los genes activos en las células. De este modo, los genes activos se hacen visibles y es posible realizar un perfil de cáncer agresivo.
Sin embargo, antes de que estos costosos chips lleguen a nuestras clínicas, serán necesarios estudios más profundos.