Un equipo de científicos de la Universidad de Ulster ha desarrollado un sensor que vigilará el estado de los órganos a trasplantar. El sensor, compuesto por microelectrodos, adquiere en todo momento las características eléctricas y químicas del órgano y se transmite al hospital. De este modo, el cirujano que va a realizar la intervención conoce en el momento si el órgano recién llegado se encuentra en condiciones adecuadas para su trasplante.
En caso de que el órgano llegue en mal estado, será más fácil conocer el porqué del mismo, ya que se almacenan todos los datos obtenidos mediante sensores. De esta forma, en los siguientes casos se podrá solucionar lo que se ha hecho mal.