Así lo han expresado en la reunión anual de la Asociación Ecológica de EEUU. Investigadores de la Universidad del Estado de Ohio modificaron genéticamente algunos girasoles introduciendo un gen que les permitiera proteger contra las plagas. Gracias a este gen, los girasoles transgénicos producen una sustancia tóxica para los insectos.
Además, vieron que el gen extraño se transmitió a las plantaciones de girasoles convencionales de la zona, lo que no ha supuesto más que beneficios. Los girasoles contaminados producen un 50% más de semillas que los no transgénicos. Además, los insectos son menos dañinos. Por otro lado, no han perdido su capacidad reproductiva. Los científicos están sorprendidos ante la influencia que puede tener un único gen. También han reconocido que el transgen puede pasar a especies silvestres cercanas.