El Instituto de Investigación Alimentaria de Norwich (Reino Unido) ha comparado los genomas de cinco cepas de la bacteria Clostridium botulinum para ampliar el conocimiento sobre la toxina causante del botulismo. En concreto, los investigadores han analizado el grupo de genes que codifican la toxina botulínica, ya que querían saber cómo ha evolucionado.
Uno de los primeros hallazgos fue que el fragmento genómico con la información de la neurotoxina es muy parecido en las cinco cepas. Esto sugiere que la bacteria recibió la totalidad de los genes en una única transferencia. De hecho, en las bacterias es muy habitual el intercambio de genes a través del proceso denominado transferencia horizontal.
En la misma región que dispone de información genética sobre la toxina botulínica, los investigadores encontraron también información genética sobre otras dos toxinas que ya no son funcionales. A la vista de ello, concluyen que esta región del genoma puede ser un “punto caliente” para el intercambio de genes.