Compararon animales de similar talla y peso y observaron si había diferencias en sus longitudes de vida y si vivían en comunidad o solos. Y han visto que hay una relación directa entre estas dos variables: los que viven en el grupo tienen una vida más larga. Por ejemplo, compararon la Blarina brevicauda, musaraña y el rapero, un murciélago grande que vive en solitario y el segundo en grupo. Pues bien, mientras la esperanza de vida del topo es de dos años, el del murciélago puede llegar a los 30 años.
Los investigadores también han estudiado las claves de esta diferencia en genes, sistema inmunológico y hormonas y han concluido que el sistema inmunológico y las hormonas son importantes en términos de socialización y de esperanza de vida. Sin embargo, aún no se han esclarecido los mecanismos moleculares, pero la convivencia en grupo parece ayudar a superar las situaciones difíciles del entorno y reducir el estrés. También se mencionan los contras, como la competencia y la facilidad para propagar las enfermedades. Pero en estas especies predominan las ventajas.
En el ser humano se reconoce que la cuestión es más compleja, ya que hay que tener en cuenta otros factores como la medicina y la transmisión de la información.