Uno de los conceptos más citados en las campañas de vacunación es la inmunidad grupal. De hecho, es imposible insertar a toda la población, siempre hay algún porcentaje al que no le conviene vacunarse, por ejemplo, porque tiene una enfermedad que le produce inmunodeficiencia. Sin embargo, cuanto más gente está insertada, menos riesgo tienen los no vacunados. A esto se le llama inmunidad grupal. También se consigue gracias a las personas que pasan la enfermedad y quedan inmunizadas sin vacuna.
Cuando apareció el SARS-CoV 2 nadie tenía inmunidad ante él, toda la población mundial era desprotegida. Tampoco existe vacuna, por lo que la única forma de conseguir la inmunidad grupal sería que a medida que los infectados se curaran, quedaran inmunes, evitando así el riesgo de recaída. Si al menos el 60-70% de la población está inmunizada por sí misma, los no infectados contarían con la protección de la inmunidad grupal. Bastaría con tomar medidas preventivas generales para evitar la contaminación.
Cuando la peste comenzó a extenderse fuera de China, en la mayoría de los lugares se procedió a aislar los contaminados y a tomar medidas para cortar la transmisión. Sin embargo, hubo autoridades que propusieron crear inmunidad colectiva, como el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson.
Sin embargo, tuvo que retroceder: aunque no sabían exactamente el alcance de la mortalidad del virus, estaba claro que para lograr la inmunidad grupal se habría producido un número enorme de muertes. De hecho, en el caso de que no se tomaran medidas para hacer frente a la pandemia, se preveía que el 0,5-1% de la población moriría, la mayoría de edad. Tanto los ciudadanos como los expertos lo consideraron inaceptable y finalmente tuvo que adoptar medidas similares a las adoptadas anteriormente por Italia y España.
Sin embargo, aunque la propuesta saliera adelante, no parece que fuera efectiva, al menos a corto plazo. De hecho, todavía no está claro el grado de solidez y la duración de la inmunidad que alcanzan los infectados. Además, se trata de un proceso muy lento, que requeriría varias oleadas.
Pero como las medidas de prevención tampoco han sido del todo efectivas, ha habido muchos contaminantes. Algunos han muerto, otros han sido curados y muchos han pasado la enfermedad desapercibida. Estos últimos, al igual que los curados, han visto mediante tests serológicos la formación de anticuerpos. Por lo tanto, parte de la población está inmunizada. ¿Cuántos son?
Recientemente se ha iniciado en España un amplio estudio de seroprevalencia para conocer el número de personas infectadas por el virus. Todavía son necesarias semanas para conocer los resultados, mientras que algunos estudios locales están publicando los resultados. Sería una buena noticia si se demostrara que realmente mucha gente ha pasado la infección sin darse cuenta.
Sin embargo, por el momento no hay razón para ser muy esperanzador: Según el estudio realizado al personal sanitario del Hospital Clinic de Barcelona (578 personas), más las que estaban infectadas en ese momento y las que habían pasado la infección, el porcentaje era sólo del 11,2%.
Los investigadores catalanes advierten que es muy probable que el porcentaje de población sea aún menor, ya que el riesgo de contaminación de estos trabajadores es mucho mayor que el del resto. Por tanto, conseguir la inmunidad grupal está mucho más lejos de lo que algunos pensaban y es imprescindible mantener las medidas preventivas básicas.