Algunos animales cambian de sexo durante la vida. Nacen con un sexo y cambian de sexo en la fase final de la vida. Los zoólogos denominan a este proceso hermafroditismo secuencial. También han construido una teoría para explicar este hecho, pero hasta ahora no han podido demostrarlo. El zoólogo de la Universidad de Uppsala, Anders Berglund, ha descubierto el camino para demostrar que la teoría es correcta.
Según la hipótesis, el tamaño afecta de manera diferente al éxito reproductivo de los sexos, por lo que la selección natural se decantaría por la capacidad de cambiar de sexo. Por ejemplo, en algunas especies la hembra pondrá más huevos si es mayor, pero la grandeza del macho no le aporta ninguna ventaja. En esta especie, sería beneficioso que los machos se convirtieran en hembras si el cambio de sexo no supone un gasto energético y de tiempo excesivo.
Muchos zoólogos están a favor de esta hipótesis, pero hasta ahora no ha existido la vía de demostrarlo. Durante los experimentos, los resultados han sido dudosos.
Para demostrar la hipótesis, los zoólogos tienen que ver, por un lado, que el éxito reproductivo del sexo más grande es mayor a medida que aumenta su tamaño y, por otro, que el aumento de tamaño para el sexo más grande es más decisivo en el éxito reproductivo que para el más pequeño.
Berglund ha analizado la hipótesis analizando un Poliqueto de gusanos llamado Ophorotrocha puerilis puerilis. Hembras grandes y machos pequeños. Los machos son pequeños porque son jóvenes o porque han perdido partes del cuerpo en combates. Berglund ha visto que el éxito reproductivo de las hembras aumenta enormemente en función del tamaño y esto no ocurre en los machos. En esta especie, el éxito de los machos disminuye a medida que aumenta su tamaño. Las hembras prefieren los machos pequeños. Por eso, los machos grandes cambian de sexo y se convierten en hembras más frecuentes que los machos más pequeños.