Limpieza de San Pablo

La isla de San Pablo, dependiente de Francia, está situada en el Pacífico y tiene una superficie de ocho kilómetros cuadrados. A partir de febrero se le aplicará un plan de recuperación de la fauna y la vegetación original. Los biólogos han recibido luz verde para acabar con los mamíferos extraños que están poniendo en peligro la fauna y las aves marinas de la isla.

San Pablo y sus vecinas islas Amsterdan XVI. Fueron descubiertos en el siglo XIX. XVIII. San Pablo fue colonizado por los pescadores franceses de la isla de la Reunión, situada a 3.000 km al noreste del siglo XX. Los pescadores talaron bosques, quemaron plantas y cazaron aves y focas. En sus barcos llegaron las ratas como policías y los conejos fueron llevados para asegurar la carne fresca. Según los biólogos, la mitad de las especies de la época han desaparecido gracias al trabajo de los nuevos habitantes.

Los conejos han alterado totalmente la vegetación de San Pablo. Además, han provocado una fuerte erosión.

Pardela de patas pálidas.

Entre las aves marinas que se quieren salvar se encuentra el tormenta Macgillivray y la pardela de patas pálidas. Macgillivray es un pájaro tormentoso endémico en San Pablo y entre 100 y 150 parejas nidifican en un pedrisco situado a unos 100 metros de la isla. Los biólogos temen que las ratas crucen nadando el estrecho canal de agua y lleguen hasta la roca

erradicar toda la colonia de aves

Por otro lado, la Navidad de patas pálidas tiene en San Paulo el único nido del Pacífico.

La campaña de desratización y conejos comenzará en febrero. En primer lugar se realizará un inventario de las especies presentes en la isla. Un año después se procederá a la dispersión aérea de 10 toneladas de pastillas anticoagulantes por toda la isla. Si fuera necesario se esparcirán 5 toneladas más de veneno al mes.

Los estudios realizados en Nueva Zelanda indican que las especies autóctonas no se verán afectadas por las pastillas. Los que caigan en el mar se desharán antes de comer peces comestibles de aves. Además, dado que las ratas y conejos morirán en sus orificios, las aves marinas que coman matanzas una vez en cultivo no se verán en peligro de envenenamiento.

En caso de que el procedimiento planteado funcionara correctamente, el mismo procedimiento se aplicará también en otros lugares.

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