Rudolf Heinrich Hertz

Azkune Mendia, Iñaki

Elhuyar Fundazioa

Este físico alemán se incorporó al mundo de Hamburgo el 22 de febrero de 1857. De joven empezó a estudiar ingeniería, pero abandonó los estudios y comenzó a estudiar física. Hermann von Helmotz fue profesor y sobre todo amigo durante toda su vida.

Finalizó su doctorado en Física en la Universidad de Berlín en 1880, obteniendo la calificación de “magna cum laude”. Desde 1885 hasta 1889 fue profesor de Física en la Escuela Politécnica de Karlsruhe y desde 1889 catedrático de la Universidad de Bone, en el puesto cedido por Clausius.

Mientras trabajaba en la universidad de Kiel en 1883, se ocupó de la ecuación que Maxwell consiguió hace poco tiempo para el campo electromagnético. La Academia de Ciencias de Berlín anunció un premio por su trabajo en campo magnético y Helmotz propuso a su alumno que trabajara en este campo. Hertz comenzó su trabajo en 1888 sin mucho ánimo, pero en 1888 se encontró con algo imprevisto. Dos esferas metálicas separadas por aire tenían preparado un circuito eléctrico oscilante.

Rudolf Heinrich Hertz.

Cuando la diferencia de potencial superaba un nivel en una u otra dirección, salía la chispa de una esfera a otra. En estos ensayos descubrió que cuando en el polo negativo había luz ultravioleta la chispa saltaba más fácilmente. Eran los inicios del efecto fotoeletrico, que luego Einstein sirvió para estudiar el fenómeno y ganar el premio Nobel.

La ecuación de Maxwell decía que en la chispa oscilante se podían producir radiaciones electro-magnéticas. Cada oscilación debía producir una onda, con una radiación de gran longitud de onda. Como la luz se propaga a una velocidad de 300.000 km/h, la oscilación del milésimo segundo tendría una longitud de onda aproximada de 300 kilómetros.

Para detectar esta radiación Hertz utilizó un alambre enrollado, dejando entre las espiras un pequeño espacio de aire. Cuando la corriente generaba radiación en la primera espira, ésta provocaría corriente en la segunda. Hertz vio que en su detector saltaban pequeñas chispas. Colocando el detector en diferentes puntos de la habitación, analizó las características de las ondas en función de la intensidad de la chispa y calculó su longitud de onda. Eran de 66 centímetros, es decir, un millón de veces más largo de onda que el de la luz visible. También demostró que esas ondas eran electro-magnéticas.

En Inglaterra Lodge comprobó los ensayos de Hertz y en Italia demostró la relación de Righi con las ondas de luz. Después, cuando Marconi utilizó las ondas hertzianas en la telegrafía inalámbrica, se las denominó radioondas

la radio es propiamente la abreviatura de la “radiografía”, es decir, del telégrafo por radiación, que es muy diferente al telégrafo por corriente eléctrica.

Hertz estudió los rayos catódicos en la Universidad de Bon. Estos rayos le parecieron no corpúsculos y ondas, ya que atravesaban placas metálicas muy finas. Posteriormente, Thomson comprobó que el electrón es una partícula mucho menor que el átomo y que puede atravesar fácilmente la materia.

Hertz también escribió varios libros sobre física, entre ellos Ondas eléctricas (1893) y Fundamentos de mecánica (1899). También explicó el comportamiento de los dieléctricos en la inducción.

Murió de joven Hertz (antes de los veinte años) por una enfermedad crónica que tenía en la sangre. La muerte la llevó en Bone el 1 de enero de 1894.

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