Algunos científicos han advertido que la esperanza puesta en los ARN pequeños o ARN interference (ARN) puede ser excesiva. Según ellos, para poder utilizar ARNs pequeños para tratar enfermedades ahora incurables, es necesario responder a una serie de preguntas básicas que no se conseguirán de un día para otro.
De hecho, la revista Science publica anualmente la lista de los avances científicos más importantes del año, y el año pasado se situaron en primer lugar los pequeños RNA. ¿Qué han hecho para merecer ese lugar? Pues bien, el ARN, además de seguir las órdenes del ADN en la formación de proteínas, ha demostrado que estas pequeñas pero especiales partes tienen que ver con la expresión de los genes. Los científicos descubrieron que podía utilizarse para bloquear genes relacionados con enfermedades y comenzaron a investigar cómo utilizarlos para curar ciertas enfermedades.
La tecnología basada en el ARN ya ha sido utilizada para eliminar algunos tumores de ratones, así como para frenar la proliferación del virus VIH en los cultivos celulares humanos. Sin embargo, su uso en la clínica está sujeto a grandes obstáculos como que el ARN es mucho más débil que el ADN, que sólo dura unos minutos en disolución, por lo que deben encontrar la forma de estabilizarlo.