Un astrofísico australiano descubre un objeto celestial que no debería existir según las teorías físicas actuales utilizando los datos de la Organización para la Investigación Científica e Industrial de Commonwealth. Este objeto es una estrella de neutrones o pulsar, una vieja estrella compactada por gravedad y formada exclusivamente por neutrones.
Este tipo de estrellas giran a gran velocidad y se dice que son faros del Universo, ya que irradian energía a su alrededor con cierta frecuencia. El púlsar recién descubierto da una vuelta cada 8,51 segundos y esa velocidad es demasiado lenta según las teorías físicas aceptadas. A esa velocidad sólo giran los pulsares que están a punto de apagarse y, en este caso, no pueden ser captados de la Tierra porque emiten poca energía.