El Instituto de Neurología de Londres, en una investigación con ratones, ha demostrado que los daños producidos por los priones modificados en el sistema nervioso pueden curarse. Para ello es imprescindible detectar la enfermedad a tiempo.
El análisis de los comportamientos de los ratones ha permitido un diagnóstico precoz de la enfermedad. Un síntoma típico de la enfermedad es el temblor y la balanza. Este síntoma aparece tres meses después de que el ratón se infecte con priones modificados. Más tarde el ratón muere.
Antes, sin embargo, hay conductas que advierten de que los ratones están infectados, por ejemplo, a las ocho semanas de haberse infectado, los ratones pierden la capacidad de reconocer objetos conocidos. Los investigadores han demostrado que si en esta época se impide la producción de priones modificados, los daños producidos en el sistema nervioso se recuperan y los ratones se recuperan.
Consideran que la investigación es un paso importante, ya que la enfermedad humana de los priones modificados, el mal Creutzfeldt-Jakob, es incurable. También conocida como encefalopatía espongiforme, normalmente no se detecta hasta que los síntomas son muy evidentes. Para entonces, la enfermedad no tiene vuelta atrás.
De la investigación se desprende la importancia de realizar un diagnóstico precoz, ya que un tratamiento adecuado permite frenar la enfermedad. Por tanto, ahora se está investigando cómo realizar un diagnóstico precoz en humanos. Sin embargo, el resultado no será tan bueno como en los ratones, ya que no se puede impedir la producción de priones modificados como en los ratones de laboratorio (ratones transgénicos, modificados genéticamente).