¿Tiene o no veneno?

El coyote va detrás de su presa. Un día, ¡zast! Además salta y con un movimiento rápido, estará listo para tragar. Después de comer bapo, cuando se encuentra “en la calma de la sobremesa”, el coyote comienza a perder su control y, sin fuerza muscular, se desplaza en algún rincón hasta que cae el serrín y muere.

Así suele aparecer el coyote antes de tragar un veneno llamado 1080. Al menos eficaz, no se puede negar. La polémica suscitada por los EEUU se debe a la utilización de esta sustancia para controlar el crecimiento de ciertos animales.

Ése es el lector, el compuesto químico que se comercializa bajo el nombre 1080, lo que provoca aproximadamente que el veneno se quede en la presa y cuando se ingiere a los depredadores, atacará las principales funciones en un corto espacio de tiempo. Murió sin saber que iba a ser su última comida, el coyote.

En los EE.UU ha surgido una fuerte polémica alrededor del producto de ditxos 1080. Se publicó por primera vez en 1960 para controlar especies animales en reproducción excesiva. En esta época se observó que el 1080 podía causar daños en otras especies y se prohibió su uso.

En 1985, sin embargo, el veneno fue recomercializado y la Agencia de Medio Ambiente EPA de EEUU declaró que su eficacia estaba garantizada. Desde entonces, los partidarios y los contrarios se han movido y recientemente han prohibido su uso en algunos estados.

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