Las partículas microscópicas de hollín emitidas por fábricas, centrales energéticas y coches pueden causar problemas de salud por inhalación de grandes cantidades. Según un nuevo estudio realizado con los ratones, este tipo de contaminación produce además daños genéticos que pueden pasar a las siguientes generaciones.
Durante el experimento se colocaron unos ratones cerca de la fuente de polvo, que veían pasar muchas más mutaciones que las que vivían en un entorno más limpio. Por otro lado, se observó que los filtros de aire pueden proporcionar una gran protección, ya que reducen en un 50% los daños.
Sin embargo, todavía no saben si estas mutaciones están relacionadas con problemas de salud, ni cómo afectan las partículas de hollín a los genes humanos. Algunas organizaciones ya han iniciado iniciativas para controlar las emisiones de estas partículas con el fin de combatir su posible efecto nocivo en el aparato respiratorio.