Las plantaciones de pino incluyen especies arbóreas, helechales y herbáceas autóctonas, si existen bosques autóctonos en la zona. De esta forma se puede conseguir que en las plantaciones de pino se restauren los bosques autóctonos, prácticamente sin intervención. A esta conclusión ha llegado el grupo de Servicios de Paisaje, Biodiversidad y Ecosistemas de la UPV/EHU en un estudio realizado en las plantaciones de pino en Bizkaia. Su trabajo ha sido publicado en la revista Forest Ecology and Management.
La crisis forestal ha provocado que en Bizkaia haya una gran cantidad de viejas plantaciones de pino. “Esto nos ha permitido ver cómo se produce la sucesión ecológica en estos entornos”, afirma la investigadora Ibone Ametzaga. En los últimos años de plantaciones de pino, al no realizarse limpiezas ni clareos, las semillas procedentes de bosques cercanos avanzan en las condiciones que ofrecen los pinares. “Hemos visto que sobre todo los árboles y helechos autóctonos se adaptan mejor a estas condiciones”, ha añadido Ametzaga. Además, han visto que cuanto más antigua es la plantación, más rica es el bosque que se desarrolla bajo él, y se parece más a los bosques mixtos de la zona.
Sin embargo, a los 25-30 años de las plantaciones, Ametzaga ha destacado que habría que tomar otras medidas para conseguir los ricos bosques mixtos autóctonos: “Para equiparar la composición de las especies con la de sus bosques mixtos: ir retirando los pinos, introducir especies que no han llegado por sí mismas, etc. Esto permitiría a corto plazo la introducción del bosque autóctono”.
Además, este grupo de investigadores ha comprobado que sus bosques contribuyen mucho más al bienestar de la sociedad que las plantaciones de pino. Estas conclusiones han llegado cuando el Programa Internacional de Evaluación del Milenio de las Naciones Unidas ha sido desarrollado en Bizkaia. Además del valor recreativo, paisajístico y educativo de los bosques, proporcionan alimentos y madera, captan carbono, participan en la depuración del agua, crean suelo y ayudan a combatir la erosión, etc. En este sentido, los bosques autóctonos “ofrecen un mejor servicio, manteniendo la biodiversidad autóctona o acumulando más carbono. En la actualidad, sin embargo, el bosque mixto que domina el roble (Quercus robur), “sólo ocupa el 3% de su superficie natural en Bizkaia y Gipuzkoa”, explica Ametzaga.