Los investigadores de la Universidad de Washington han descubierto redes hasta ahora desconocidas de zonas motoras cerebrales, es decir, áreas que se ocupan del movimiento, estudiadas por resonancia magnética funcional. Estas redes conectan las áreas y áreas motoras relacionadas con el pensamiento y la planificación con algunas funciones no voluntarias (latidos cardiacos, presión arterial, digestión, respiración) y son la esencia de la estrecha relación entre pensamiento y cuerpo.
Esta integración explicaría, por ejemplo, por qué las personas ansiosas tienden a desplazarse de un lado a otro, o por qué el ejercicio físico favorece la salud mental.
La recién descubierta red ha sido denominada SCAN (somotan -cognitive action network) y publicada en investigación abierta en la revista Nature. Se explica que el punto de partida de la investigación ha sido el mapa que Penfield y sus compañeros hicieron a principios de los años 30. En el mapa se determinó la zona del cerebro que controlaba el movimiento de cada parte del cuerpo mediante la electroestimulación. También llamada homunculus de Penfield, se ha convertido en la base de los estudios de neurociencia.
Para revisar el mapa, los investigadores han utilizado resonancia magnética funcional (fMRI). En primer lugar, se han realizado mapas detallados de siete voluntarios, tanto en reposo como en activo. Posteriormente, se comparan con las recogidas en las gigantescas bases de datos públicas de fMRI: el Proyecto Conectoma Humano, el Estudio del Desarrollo Cognitivo del Adolescente y el Biobanco del Reino Unido. En total, con datos de unas 50.000 personas.
Así vieron que el mapa de Penfield no estaba del todo bien. Las zonas motoras de los pies, manos y cara estaban correctamente identificadas, pero junto a estas tres zonas había otras tres. Estos tres no tenían nada que ver, aparentemente, con el movimiento, aunque estaban en el área motriz. Además, eran zonas más delgadas que las motoras y estaban íntimamente relacionadas entre sí y con áreas relacionadas con otras funciones, en concreto con funciones abstractas (pensamiento, planificación, dolor) y no voluntarias (control de órganos, presión arterial, latidos cardíacos).
En base a ello se ha identificado la red SCAN. También lo han hecho en el cerebro de los niños: en el cerebro del recién nacido no se detecta, en un niño de un año sí, y es como en un adulto de 9 años. Han visto que también aparece en macacos, pero es más débil que en humanos.
Según los investigadores, la extensión de las áreas SCAN en humanos puede indicar que es importante en las acciones humanas complejas, como hablar, coordinar la respiración o integrar el movimiento de la mano, el cuerpo y los ojos para utilizar los instrumentos. Sugieren que también es esencial para evitar lesiones y mantener la alostasis.
La investigación abre un nuevo camino para analizar y comprender la relación entre cuerpo y pensamiento.
--> Para saber más sobre la relación entre cuerpo y pensamiento: También somos cuerpo