Fabrican una batería que parece una hoja de papel en el Instituto Politécnico Rensselaer de Nueva York.
La base de la batería es de celulosa, con nanotubos de carbono por un lado y de litio metal por otro. La celulosa está impregnada en una solución de hexafluorofosfato de litio. Así, cada lado es un electrodo, la solución proporciona electrolito y la celulosa actúa como separador.
La batería es flexible, fina, puede trabajar a temperaturas entre 150 y 70 ºC, es barata y no muy tóxica. Los investigadores esperan aplicarlo en marcapasos, bombas de insulina, teléfonos móviles y ordenadores portátiles, entre otros.