Un grupo de investigadores explica cómo han llegado las moscas de vinagre machos a desarrollar espermatozoides gigantes. Los espermatozoides de la mosca de vinagre (Drosophila melanogaster) pueden alcanzar los 5,8 cm de longitud, 20 veces más que la longitud corporal, y mil veces más que los espermatozoides humanos. Y es un fenómeno raro, ya que en la mayoría de los animales la selección sexual ha provocado lo contrario: producir pequeños y muchos espermatozoides, y no pocos y grandes.
En un reciente trabajo publicado en la revista Nature, los investigadores han descubierto que los machos más fuertes y sanos producen más y más espermatozoides; y que la longitud de los espermatozoides ha evolucionado con la longitud del receptáculo seminal de las hembras. Es decir, a lo largo de la evolución ha tendido a aumentar los receptáculos seminal de las hembras, eligiendo así los espermatozoides más grandes y por tanto los mejores machos. Al mismo tiempo, el macho con mayor espermatozoide ha tenido más posibilidades de transmitir sus genes.