Parece que a partir de ahora, después de sembrar el maíz, en lugar de quedarnos a la espera de nubes oscuras hacia arriba, también podremos sembrar las nubes de lluvia. Este es el resultado del proyecto que se puso en marcha en el norte de México para combatir la sequía de cuatro años. Pero, ¿cómo se pueden obtener semillas de nube? Pues muy fácil: a través de cohetes, proyectando a las nubes un humo salado de cloruro sódico, magnesio y calcio. Estas partículas provocan la condensación del vapor circundante, lo que acelera la formación de gotas pesadas de agua que caen en forma de lluvia.
Según los resultados obtenidos por el equipo del proyecto, la precipitación de las nubes sembradas es mayor que la de las nubes naturales, la zona de precipitación es más amplia y además se produce una mayor caída de lluvia al suelo. Sin embargo, los científicos aún no han descubierto cómo se produce la siembra dentro de las nubes.