Viendo que los que se dedican a las tareas de informática se esfuerzan por teclear con dos o tres dedos y sin quitar los ojos de las teclas, no se puede decir que el teclado sea la herramienta más adecuada. Parece que los franceses han encontrado una solución a este problema: rechazar el teclado.
Cuando hace tres años Xavier Maury se planteó desarrollar un sistema que permitiera analizar textos manuscritos por un microordenador, parecía imposible. Los especialistas aseguraban que sólo se podía hacer en máquinas grandes, pero el Sr. Maury siguió su trabajo sin hacer demasiado caso a todo esto. Tras analizar bien el problema, llegó a la solución con un método empírico. Se comienza a idear algunas herramientas para el análisis de la información almacenada en una Tabla Numérica con una lista de coordenadas.
Una la correspondiente a la curva cerrada, otra la correspondiente a un solo ablandamiento o dimensión relativa. De este modo, formó un banco de imágenes o formas en las que aparecían todas las letras, dígitos y signos, que estaban ocultos por la lista de coordenadas. Cuando se solicitaba al programa que identificara alguno de los caracteres escritos en la tabla numérica, se comparaba el aspecto de este carácter con todas las imágenes o formas del banco, en el mejor de los casos aparecía el carácter correcto.
El carácter, una vez identificado, se mostraba en pantalla y se guardaba en el código ASCII de un fichero. Pero el problema no terminaba ahí, porque en la escritura normal las letras están unidas entre sí. Para identificar los caracteres hubo que aumentar mucho el número de críticas y el tiempo.
Ante esta situación, los ingenieros que trabajaban en este trabajo decidieron aceptar ciertas ambigüedades y dotar al programa de una capacidad autodidáctica. Así, si no bastaban los criterios o modelos existentes para identificar un carácter dado, se producía un error. Corrección realizada por el usuario, guardando entre los programas y sus críticas anteriores. Siguiendo este método, cuanto más se utilice el programa, menos errores.
¿Cómo aparece Personal Writer para el usuario? El programa comienza con una sesión de adaptación en la que aprenderá las características de la escritura del escritor. Este proceso consiste en la reproducción de dos o tres páginas para su posterior análisis. Los resultados obtenidos de este análisis se almacenarán en el banco de datos anteriormente mencionado, así como los criteros de cada letra y signo. A partir de este momento, si la escritura es regular, el programa puede leerla sin errores. Pero este caso no es el más habitual.
Por tanto, obliga a prever otras escrituras. Esta personalización del programa obliga a crear su propio banco de imágenes. Una vez realizado este primer aprendizaje, el usuario puede pasar a otras opciones. Si desea utilizar el tratamiento de texto, bastará con abrir su propio banco de imágenes. También tendrá a su disposición el teclado y todos los comandos y opciones disponibles con la xagua (menús, interiorización, corrección, etc.). ).
Es más, se puede incorporar al programa un diccionario de 200.000 palabras. Se comprobará si el grupo de letras identificado coincide o no con alguna de las palabras del diccionario; si tienen la diferencia de una sola letra, puede tratarse de un error. Entonces el programa elegirá la palabra que más se acerque y tendrá la posibilidad de corregir el error ortográfico.
Pero no soñemos: la corrección de errores sintácticos todavía no está en manos del Personal Write; no pensemos que el texto que una persona cualificada no puede leer sea leído por Personal Writer. Por lo tanto, esta innovación no tendrá una gran difusión entre los médicos.
Sin embargo, es capaz de leer sin problemas textos escritos con cursiva y con rapidez normal. El número de errores, comparado con los errores de teclado de un operador que desconoce la mecanografía, es menor. Por otro lado, todos los programas serán útiles sin necesidad de teclados ni xagas.
Personal Write sigue sin estar en el mercado. La versión para Macintosh Plus y la versión para IBM PC y compatibles en los próximos seis meses estará en la calle tras los últimos ajustes del primer trimestre del año. El único inconveniente puede ser el precio, que oscila entre 12.000 y 15.000 francos, incluyendo programas y tabla digitalizadora.