No tiene ni veinte años de optogenética y ya ha salido de los laboratorios por primera vez. Gracias a él, un hombre que permaneció ciego durante 40 años ha recuperado parcialmente la vista. Es la primera vez que se realiza un tratamiento en humanos con optogenética y los resultados han sido muy positivos.
La retinosis pigmentaria es una enfermedad genética y neurodegenerativa que produce ceguera. Diversas mutaciones provocan que en la retina se degraden las células sensibles a la luz, disminuyendo el campo visual hasta su pérdida total. Hasta el momento no se ha conseguido un tratamiento eficaz, y la única opción disponible era la de realizar un diagnóstico genético para predecir quién va a desarrollar la enfermedad. En esta ocasión, sin embargo, el paciente ha recuperado parcialmente la vista, confirmando que la optogenética permite recuperar la función de las neuronas en las enfermedades neurológicas.
La optogenética es una variante de la terapia genética. Mediante el uso de un adenovirus como vector, insertan en las células del paciente un gen que da sensibilidad a la luz para poder estimular y controlar posteriormente mediante pulsos de luz. En este caso el gen ha sido introducido en las células de los ojos al paciente ciego. En concreto, se ha incorporado la proteína canalrodopsina, que da sensibilidad a la luz a varias especies de algas.
Gafas estimulantes para poder verlo
Además de la terapia genética, necesita unas gafas especiales para poder ver a los pacientes. Las gafas detectan cambios de intensidad lumínica en el entorno y proyectan pulsos de luz a la retina del paciente, a células adaptadas optogenéticamente. El paciente ciego ha podido detectar, localizar, cuantificar y tocar los objetos que tenía delante.
Los investigadores han reconocido que los resultados del tratamiento son parciales. Y es que no ha recuperado totalmente la vista. Capacidad limitada de percepción de objetos. Además, la propia limitación de la optogenética es la necesidad de gafas estimulantes para detectar objetos. Sin gafas estimulantes, sigue totalmente ciego. Pero a su vez, durante los meses de investigación, al menos, se ha mantenido estable la capacidad de ver con gafas. El trabajo ha sido publicado en la revista Nature Medicine.