La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha anunciado en su nota de prensa que la crisis de los opioides es “una de las mayores y más complejas catástrofes sanitarias” de EE.UU. De hecho, el aviso anuncia nuevas medidas para hacer frente a esta crisis, pero antes de informar de ellas, la FDA ha puesto de manifiesto la magnitud de la epidemia y ha reconocido que las medidas adoptadas hasta la fecha han sido escasas y a veces inadecuadas.
Por lo tanto, a pesar de que se trata de una “agencia basada en la ciencia”, y a pesar de que para actuar con rigor harían falta más datos y estudios, ha decidido no esperar y tomar medidas de emergencia.
Antes de explicar las nuevas medidas, ha recordado lo realizado el año pasado. Entre otros aspectos, se reforzó y amplió la estrategia de evaluación y reducción del riesgo de los tratamientos de eliminación de dolor, impartiendo formación no sólo a los médicos, sino también a los centros médicos y farmacéuticos.
Además, se endureció el huevo para impedir el uso ilegal, con especial atención al fentanilo. Asimismo, se tomaron medidas para evitar la aparición de nuevas adicciones, con el fin de decidir sobre la base de evidencias cuándo se dictaron las órdenes opioides, cuánto y hasta cuándo. Y también se hizo un esfuerzo en educación y prevención.
Dado el limitado impacto de estas medidas, este año la FDA pondrá en marcha otras en colaboración con otros departamentos. De hecho, a pesar de que el número de opioides prescritos alcanzó el techo en 2012 (260 millones de órdenes, 145 millones en 1997), los casos de sobredosis siguen aumentando.
Así, la primera medida que menciona en la nota es modificar el empaquetado de opiodes, es decir, aplicarlos a dosis y medidas adecuadas al tratamiento para evitar medicamentos, adicciones y sobredosis.
Además, tiene previsto probar nuevas formas de administración de medicamentos, como por ejemplo una forma de administración del fentanilo a través de las mucosas (TIRF), que no pueden seguir correctamente las indicaciones del tratamiento. También fomentará la investigación de fármacos no adictivos para eliminar el dolor.
Por otro lado, para evitar muertes por sobredosis, estudiará la manera de vender la naloxona en el mercado. De hecho, ahora la naloxona sólo se puede conseguir a través de la receta, lo que, por un lado, dificulta el acceso a todos los que la necesitan y, por otro, genera estigma. Para superarlo, fomentará la venta libre de naloxona y facilitará instrucciones sencillas de uso con pictogramas.
Para hacer frente al uso ilegal, reforzará las medidas para evitar la comercialización y la distribución, incluso a través de Internet. Por ejemplo, Google ya no tiene indexados los puntos de venta de opioides, y Facebook e Instagram reenvían a los usuarios de la búsqueda a los puntos de prevención y tratamiento de la drogodependencia.
Al final, la FDA ha afirmado que estas medidas son sólo algunas de ellas, y ha confirmado que es hora de tomar decisiones drásticas para afrontar esta grave crisis.