La OMS suspende la situación de emergencia internacional de salud pública del COVID-19

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

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Tres años y tres meses después de su implantación, el presidente de la OMS, Tedros Adhanom, ha confirmado su decisión de suspender el comité de emergencia de la Organización Mundial de la Salud. Afirma que el impacto del COVID-19 ya no es inicial, debido a la inmunidad causada por las vacunas y las infecciones. Por lo tanto, la situación de emergencia internacional de salud pública (IPIC) puede considerarse finalizada.

Los principales criterios para establecer la situación de emergencia son la presencia espontánea e inesperada de patógeno, el riesgo de expansión internacional, la pérdida de movilidad de objetos o personas. Tres años después, SARS-CoV-2 cumplió plenamente estos criterios, por lo que la OMS estableció la emergencia. Esto obligaba a la comunidad internacional a dar una respuesta conjunta a la situación, a la notificación de casos, a la adopción de medidas, a la investigación, a la inserción, etc.

En realidad, no es así y la vacunación es, quizás, el ejemplo más claro: mientras en muchos lugares se dispone de una segunda dosis de recuerdo, en otros lugares la población vulnerable aún no ha sido vacunada. Por ello, la OMS recuerda que el cese de la emergencia no implica la interrupción de la vacunación y de los esfuerzos.

Es más, el jefe de la OMS dice textualmente: “Lo peor que puede hacer un país es utilizar esta noticia como excusa para olvidarse de la vigilancia, para derribar su sistema sanitario o para sugerir a la ciudadanía que el COVID19 no es preocupante”. Y da un dato: la semana pasada, en el mundo, cada tres minutos, una persona murió de COVID-19.

Además, advierte que aún puede aparecer alguna variante maligna del virus, donde los vulnerables siguen en peligro y millones de personas sufren el COVID permanente. Por tanto, y dado que el SARS-CoV-2 no va a desaparecer, es necesario establecer estrategias a largo plazo, tanto a nivel global como a nivel comunitario. Para ello, la OMS ha desarrollado la estrategia de Formación, Respuesta y Resiliencia para 2023-205.

Por último, la OMS recomienda a los países participantes reforzar su capacidad de respuesta a las siguientes emergencias y su disponibilidad; incluir las vacunas del COVID-19 en los programas de vacunación; compartir la información sobre el COVID-19 con otras enfermedades respiratorias; adecuar las autorizaciones y normativas para garantizar los recursos médicos (terapias, procedimientos clínicos, diagnósticos…); continuar la comunicación y gestión de riesgos con las comunidades; continuar impulsando la investigación con las medidas de viajes en el COVID.

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