Algunos edificios de la civilización maya presentan unas características acústicas sorprendentes. En las escaleras de la pirámide El Castillo, por ejemplo, el eco imita sonidos naturales. El aplauso hace que se oigan los pájaros o el sonido de las gotas de lluvia.
Un ingeniero californiano se dio cuenta de ello en 1998, y ahora hay investigadores belgas que quieren saber si los constructores de estas pirámides provocaron un efecto intencionado. A pesar de la imposibilidad de demostrarlo, los científicos belgas consideran que no es posible predecir este diseño, ya que la repercusión no es siempre la misma. Por el contrario, depende del sonido que se emita contra la piedra.