Las bacterias se multiplican por dos. Ambas crías de células deben recibir el mismo material genético y proteico, además de ser del mismo tamaño. La célula inferior a la necesaria no saldrá adelante. Pero, ¿cómo consiguen las bacterias, sin sofisticadas máquinas moleculares de células eucariotas, saber dónde está su centro? En la bacteria Escherichia coli han descubierto que la familia de proteínas Min está implicada.
Antes de la fragmentación de la bacteria se forma en la zona lumbar la estructura denominada anillo Z. Esto aprieta la célula hasta dividirla en dos. Para ello intervienen varias proteínas de la familia Min, Min C, Min D y Min E. La unión de estas proteínas produce un movimiento de vibración que provoca la propagación de las ondas hacia el exterior. Estas ondas se propagarán de un extremo a otro de la célula. De este modo, la proteína Min C se ubicará en un extremo de la célula, Min D en el otro extremo, mientras que Min E se irá acumulando en el centro. De esta forma, la formación del anillo Z depende de la concentración gradiente de estas proteínas. El Min C impide la formación del anillo, por lo que éste sólo podrá generarse en el centro, donde la concentración de Min C es muy baja.