Los astrónomos han completado el mapa de neutrinos del universo mediante sensores instalados bajo el hielo de la Antártida. Para ello han utilizado el telescopio Amanda 2 situado en el Polo Sur. Este dispositivo es un conjunto de detectores de congelación en forma cilíndrica. Cada sensor detecta las huellas de los neutrinos que vienen 'de abajo', es decir, los neutrones de alta energía que han atravesado toda la Tierra. Mediante su interacción con el hielo, los neutrinos provocan luz y el telescopio Amanda 2 detecta esta luz.
Aclarados los orígenes de cada señal, los astrónomos han elaborado un mapa de neutrinos de la parte del universo visible. Estas partículas son muy energéticas y, según los expertos, se generan en grandes explosiones y procesos similares. Por lo tanto, consideran que han elaborado un mapa de fenómenos que emiten mucha energía.