Buscando detectar neutrinos

Estos detectores submarinos, tipo haces de perlas o rosarios, recogen la huella del muón que se forma al chocar el neutrino con la materia.

El neutrino es una partícula subatómica sin masa ni carga eléctrica. Se producen cuando dos estrellas chocan en el universo, cuando los agujeros negros desaparecen y otros fenómenos violentos. Sin embargo, la detección de estas partículas es muy difícil, aunque cada centímetro cuadrado de nuestro planeta por segundo lo atraviesan cien billones neutrinos. A pesar de que el flujo de neutrino es espectacular, la materia choca muy pocos neutrinos, pero al chocar se forma un montón (otra partícula) que deja una huella de luz.

El mejor lugar para observar este fenómeno es el fondo del océano o la banquisa antártica. Desde 1993 se ha extendido la red de detectores a 5.000 metros de profundidad en las proximidades de Hawai. En total serán 216 y con estas joyas de collar de perlas se puede saber en qué dirección ha llegado el neutrino cuando se forma el muón y de qué punto del Universo ha llegado.

Existe una organización similar bajo la banquisa antártica a 2.000 metros de profundidad. En el año 1991 se inicia la red con veinte detectores más. En la red antártica se ha podido comprobar que el hielo de la banquisa es muy limpio y que en el océano no hay organismos bioluminiscentes que mezclen mediciones, ni isótopos radiactivos.

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