La agricultura reduce la biodiversidad vegetal para la alimentación, según la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura) de la ONU. En el mundo se cultivan 30.000 especies de plantas de alimentación, cada una de ellas con una gran variedad genética (la especie de arroz Oryza sativa, por ejemplo, tiene 100.000 variedades). Se han cultivado millones de variedades, pero según la FAO, cien de ellas han desaparecido ya y se perderá otro millón si no se toman medidas de protección.
Se producen manipulaciones genéticas para que las especies cultivadas sean más fértiles y resistentes a los virus, pero al mismo tiempo se marginan miles de variedades no interesantes. Según la Academia Americana de Ciencias en 1991, más de nueve variedades de la misma especie media no se utilizan en nuestros campos de cultivo.
Greenpace también teme la “contaminación genética” porque las plantas transgénicas pueden transmitir a los silvestres un gen extraño. La introducción de plantas “mejoradas” en el mercado supondría la desaparición de las variedades cultivadas en diferentes lugares. Si apareciera un virus que evitase la resistencia de la planta genéticamente modificada, se produciría un deterioro ecológico y económico.
Para evitar este desastre se han creado “bancos de semillas” por todo el mundo. En la actualidad se conservan en estos bancos seis millones de especies congeladas hasta -20? C. Tras la congelación se templan y sembran cada diez años para mantener la fertilidad. Este sistema es largo y caro. Por ello, otro sistema sería la creación de “caseríos bioprotegidos”. Se trabajarían las variedades tradicionales, aunque su rendimiento es inferior al de las plantas genéticamente modificadas.
El departamento financiero de la FAO estima que para el programa de conservación se deberá utilizar un presupuesto de entre uno y tres mil millones de dólares.