Conocer el nazismo y el holocausto es fundamental para los profesionales médicos actuales

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

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Estudio de los niños del campo de concentración Buchenwald, cuando fueron liberados, en 1945. Ed. Museo del Memorial del Holocausto de EEUU/Propiedad Pública

El conocimiento de la historia del nazismo y del holocausto ha sido considerado imprescindible por el Comité de Historia de la Medicina de The Lancet para reforzar los estudios médicos y éticos actuales y para que los profesionales tengan una visión más integral, tanto en medicina como en investigación. Esta es la conclusión que esta comisión ha puesto de manifiesto en su primer trabajo.

El comité está formado por profesores, médicos, historiadores, investigadores, expertos en bioética... de cuatro continentes, diez países y un amplio abanico de disciplinas que, además de recoger acciones médicas, políticas y creencias en la era del nazismo y del holocausto, han realizado lecciones para las prácticas médicas actuales y han propuesto directrices pedagógicas para la formación y formación de profesionales.

De hecho, consideran que en muchos lugares se pueden encontrar reflejos de las prácticas y creencias médicas de la época, no sólo en el pasado, sino también en el presente, como la paternidad, el machismo, el racismo, la fobia a las personas o al colectivo LGTBIQ+, el antisemitismo, la violencia obstétrica y geriátrica…

Consideran que la formación médica tradicional se queda corta para los retos éticos cotidianos y futuros, como lo demuestra la falta de personal sanitario en la pandemia del COVID-19 para afrontar cuestiones éticas y morales. Para suplir este vacío, proponen enseñar ejemplos extremos del nazismo y del holocausto, entendiendo que el conocimiento de esta historia puede ser útil para tomar decisiones acertadas y justas en contextos dudosos y en situaciones de conflicto de valores.

De hecho, según el informe, las barbaridades nazi están entre los ejemplos más extremos y mejor documentados de vulneraciones de derechos humanos. Y aunque existe la tentación de considerar monstruos a quienes los impulsaron y hicieron, las evidencias tenían claro que no eran una excepción. Por el contrario, la historia demuestra que muchos investigadores y profesionales sanitarios pueden actuar inéticamente contra sus pacientes y cometer crímenes contra ellos en contextos concretos y sometidos a presión.

Por tanto, la Comisión considera que se deben facilitar a los investigadores y al personal sanitario herramientas para identificar y prevenir las violaciones de los derechos humanos y los genocidios. En definitiva, han reivindicado una ética permanente en el centro de investigación y práctica médica, y han explicado cómo entienden la ética, textualmente:“Cualquier conceptualización de la ética debe basarse en que todos los seres han nacido iguales, se les debe dignidad, autonomía y equidad, y que merecen ser tratados con empatía y respeto”.

 

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