Con el objetivo de proteger los bosques actuales, los investigadores del Instituto de Ecología Social de Austria han querido analizar la existencia de tierras agrícolas suficientes para alimentar a una población humana en continuo crecimiento. Los resultados indican que es posible alimentar a toda la población humana sin que más bosques se conviertan en tierras agrícolas, pero nuestra dieta estaría condicionada por el hecho de que comer carne es la que más deforestación requiere.
La creciente demanda de alimentos por parte de una población humana en constante crecimiento se puede conseguir mediante el aumento de la eficiencia agraria (intensificación) o el aumento de la superficie agrícola utilizada. Sin embargo, el aumento de tierras agrícolas choca con los objetivos de conservación de la biodiversidad.
Los investigadores han analizado las posibles situaciones reales que se pueden dar en el año 2050, teniendo en cuenta variables como el uso que se da a las tierras agrícolas, el rendimiento que se obtiene de los vapores, la alimentación del ganado y los hábitos alimenticios que tenemos los seres humanos. Teniendo en cuenta la cantidad de biomasa que generamos y la cantidad que consumimos, se han analizado y modelizado 500 posibles situaciones. Los resultados muestran que muchas de estas situaciones cubrirían la demanda alimentaria de la población humana mundial sin despejar más tierras forestales.
Si toda la población humana mundial fuera totalmente vegana, podrían ser el 100% de las situaciones estudiadas; el 94% de las situaciones serían posibles si todos fuésemos vegetarianos; el 66% si la dieta siguiera como hasta ahora; y sólo el 15% si a nivel mundial se generalizase una dieta al estilo occidental aberatson, basada en la carne.
Cada año se deforesta en el mundo una superficie forestal del tamaño de Panamá, con lo que los bosques de lluvia desaparecerán por completo en cien años. Los resultados de estos modelos muestran que hay muchas opciones para alimentar a la población mundial sin deprimir más zonas forestales ni convertirlas en tierras agrícolas, pero que depende en gran medida de los hábitos alimenticios.