El hielo daría a la superficie de Miranda su aspecto roto y trabajado. Según el físico Steven Croft de la universidad de Arizona, esta peculiar forma de hielo se formó cuando nació Miranda.
Hace dos años y medio, las imágenes emitidas por la sonda espacial Voyager 2 cautivaron a los planetólogos. La superficie de Miranda está llena de restos de tectónica y de actividad volcánica. Esto es totalmente sorprendente, ya que Miranda es muy pequeña (de 450 km de diámetro) y no tiene el tamaño suficiente para disponer del calor interior necesario para producir estos fenómenos. La MIranda requería de un mundo geológicamente muerto y lleno de cráteres de impacto.
Voyager mostró otra imagen. Miranda tiene cráteres, pero en su totalidad la superficie de Miranda es una extraña mezcla de fenómenos geológicos. Esta luna está rozada por una gran red de cañones. Los cañones tienen entre 30 y 40 km de longitud y entre 3 y 5 km de profundidad. Por otra parte, los fondos de algunos cráteres de impacto están cubiertos por una estructura magmática que puede representar el vulcanismo.
Según Croft, para explicar estas estructuras no hay que recurrir al vulcanismo ni a la tectónica, ya que se pueden expresar con hielo.