A través del ritmo circadiano, los seres vivos se adaptan a la rotación de la Tierra. En el acto de entrega del premio se ha presentado el XVIII. Se conoce desde el siglo XX. En aquella época, el astrónomo Jean Jacques d'Ortous de Mairan descubrió que las hojas de la lengua se abrían y cerraban dependiendo de la luz del sol.
Posteriormente, otros investigadores han demostrado que las células animales y humanas también tienen ritmo circadiano. Es el encargado de controlar los cambios de comportamiento, hormonas, sueño, temperatura corporal y metabolismo a lo largo del día.
En los años 70, en los estudios realizados con moscas de frutas, Seymour Benzer y Ronald Konopka descubrieron que las mutaciones de un gen alteraban el ritmo circadiano de las moscas, pero no sabían cómo. Llamaron Period al gen.
Continuaron investigando y, en 1984, Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Los investigadores estadounidenses Young consiguieron aislar el gen period. Después, Hall y Rosbash descubrieron la proteína que codificaba este gen, el PER, y vieron que se acumulaba durante el día y que por la noche se destruía.
¿Cómo se activaba y apagaba el gen period? Esto lo aclaró Michael Young en 1994. Young descubrió otro gen que participa en el control del ritmo circadiano: timeless. La proteína que codifica este gen, TIM, se une a la proteína PER, que juntos penetran en el núcleo de la célula y bloquean el gen period.
La siguiente pregunta era cómo se controlaba la frecuencia de la rotación. También lo explicó Young. Encontró otro gen doubletime. La proteína que codifica, DBT, retrasa la acumulación de la proteína PER. Con ello se consigue que el ritmo sea de unas 24 horas.
El Instituto Karolinska ha destacado la importancia que tienen estas investigaciones en el bienestar de las personas como base de un amplio campo. De hecho, han demostrado que cuando la vida y el ritmo circadiano no coinciden cronicamente, aumenta el riesgo de padecer enfermedades como cáncer, enfermedades neurodegenerativas, alteraciones metabólicas e inflamación. Por otro lado, se está investigando la adaptación de los tratamientos farmacológicos al ritmo circadiano para que sean más eficaces.